Podría llegar un punto en el que para rescatar a Portugal tuviéramos que aumentar aún más la deuda de España. Al final de este juego quedarían Italia, Francia y Alemania, que tienen actualmente (sin la deuda adicional que tendrán que emitir para financiar los préstamos a Grecia) un nivel de endeudamiento del 120%, 78% y 86% de su PIB,respectivamente, porcentajes que no permiten muchas alegrías.
La verdad es que los especuladores no apuestan "contra" los países en crisis porque son malas personas. Los especuladores no generaron la crisis de la deuda griega: lo hicieron los griegos mismos, que la agudizaron con trucos e indecisiones. Los precios de mercado de la deuda griega, portuguesa y española reflejan simplemente la incertidumbre sobre la voluntad de estos países de rescatarse a sí mismos.
Los especuladores apuestan porque encuentran razones para hacerlo y porque, evidentemente, los países no envían señales convincentes de solvencia. Esto es lo que parece ocurrir en buena parte de Europa, incluso España. Llevamos dos años intentando salir de la crisis con planes de rescate: al sector financiero primero, a los productores de bienes duraderos después, y ahora incluso a los propios Estados. Pues bien, serán "malos" los especuladores, pero no ignorantes, y saben que así no se sale de una situación como la actual.
Salió Suecia, en los años noventa, recortando un 16% su gasto público; pretende salir California aplicando, entre otros cortes, una reducción lineal del 20% del salario de todos los empleados públicos; ha empezado Irlanda, recortando el 15% el sueldo de los suyos, y está a punto de suceder en Reino Unido, donde todos los candidatos se han comprometido al recorte de gastos más importante desde la II Guerra Mundial. (...)
Si miramos a nuestro país, acierta el equipo económico del Gobierno cuando hace de la consolidación fiscal su primera prioridad. Pero debería cumplir con sus promesas. Para convencer a los mercados de que la deuda pública española es sostenible hace falta garantizar que el gasto público será inferior a los ingresos en el medio y largo plazo, y que España tiene perspectivas creíbles de crecimiento económico. Y no se está haciendo. Subidas, por ejemplo, en el capítulo de sueldos y salarios de los funcionarios del 3,3% (y del 4,9% incluyendo las pensiones de clases pasivas), como ha ocurrido en lo que va de año, son incompatibles con el rigor fiscal.El ahorro de 1,6 millones de euros en sueldos de altos cargos del pasado viernes suena, cuando menos, a tomadura de pelo: en Irlanda, el corte de gastos fue del 25%, desde el primer ministro hasta el último director general. Los operadores financieros que compran bonos del Estado español tontos no son, como confirman en estos mismos días. Son otras las medidas que hacen falta: pensiones, mercado laboral, cajas de ahorro, reforma de la Administración (financiación autonómica, funcionarios), sanidad y educación (sobre todo la Universidad).
Esta es la imprescindible lista de la compra para salir de verdad de esta crisis. La alternativa es la estagnación, en el mejor de los casos, o Grecia, si la situación se complica con un pequeño choque adicional."
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