"Una vez más, Europa tiene un problema con Alemania, el país que más se ha beneficiado del euro y el que más provecho ha sabido sacar del proyecto europeo en los últimos años. (...)
Alemania se ha beneficiado de la crisis fiscal de la periferia de Europa. Los tipos de interés de su deuda están en mínimos históricos. Su posición fiscal no requería ese tipo de medicina. Con esa decisión, los intereses del bund alemán bajarán aún más, pondrán más presión sobre la deuda de los demás. En otras palabras: Merkel condena al resto de dirigentes políticos a aprobar nuevos -y dolorosos- planes de recorte del gasto, o a acelerar reformas estructurales a la alemana si no quieren ver el riesgo país aún más arriba.
El área euro convertida en área marco. Menos gasto público, menores sueldos para los funcionarios, menos inversión, esas cosas. Esas cosas que no suelen ser una alfombra roja para la recuperación.
Alemania es la China de Europa: ahorra mucho, su economía se basa en las exportaciones, tiene un abultado superávit comercial. Y traslada esos desequilibrios al resto (cuando un país tiene superávit, otro debe tener déficit). Los organismos internacionales apuntaban hacia una posible salida de la crisis: Alemania debía incentivar su anémica demanda interna para que toda Europa pudiera salir del pozo.
Llegada la hora de la verdad, Berlín hace justamente lo contrario. Y obliga a todos los demás a tomar la misma medicina si no quieren probar el látigo de los mercados. La fórmula alemana lleva 20 años funcionando, pero tiene un problema: si los demás la copian no habrá forma de salir del túnel y se confirmará eso de que es un mal de esta época que los locos guíen a los ciegos." (El País, ed. Galicia, economía, 08/06/2010, p. 20)
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