Pero los países periféricos del euro, como España, solo pueden caminar con los dos pies, aunque avancen en direcciones algo contradictorias: si restringes el consumo y la demanda, decrece la economía; si los aumentas, crece. Contra el peligro deflacionario japonés, hay que mantener estímulos; contra la (casi) bancarrota griega, apretarse el cinturón.
Pero quizá sí hay espacio para introducir retoques (domésticos y globales) a la austeridad a secas. Retoques como:
1) Ser muy selectivo a la hora de reducir el gasto público, diferenciando el consuntivo de la inversión productiva que genera inversión privada, pues tanto como la cantidad del déficit importa su calidad;
2) Compensar la estrategia de déficit cero de cada uno de los 27, con una política expansiva a cargo de la UE, mediante un presupuesto potente y mecanismos como la emisión de deuda pública comunitaria para multiplicar infraestructuras (físicas e intangibles), según la desoída receta de Jacques Delors en los primeros noventa; y
3) Convencer a los países emergentes a tirar más del carro de la demanda." (XAVIER VIDAL-FOLCH: A la pata coja o con dos pies. El País, ed. Galicia, economía, 24/06/2010, p. 22)
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