Es evidente que Grecia no tiene forma inmediata de enderezar su economía, y en la próxima década otras regiones del mundo pueden experimentar problemas similares. ¿No ha llegado la hora de que las naciones rectoras se reúnan y cancelen la deuda global?
Lo que está claro es que la política que se sigue ahora en Europa es errónea. La política catual busca imponer una austeridad extrema. Eso terminará con una economía más débil y con menores ingresos fiscales, de modo que la reducción de los déficits será muño menor de la esperada. Es un tipo de austeridad que fracasó ya en la Argentina. La política actual, que dice que lo que tienes que hacer ahora es sobre todo librarte del déficit, no funcionará, y empujará al mundo a una segunda zambullida o, cuando menos, a una ralentización a escala planetaria. Así pues, la única alternativa es algún tipo de reestructuración de la deuda.
Es evidente que, si hubiera confianza en Grecia, se podría ir paso a paso con los pagos de la deuda. Eso se parecería más a situaciones ya vividas en Brasil y en la Argentina. Brasil tenía una crisis de deuda que terminó resolviéndose merced a la liquidez. Incluso se llegó a una depreciación del valor de la deuda. Una vez que las irracionalidades del mercado fueron apagándose, Brasil comenzó a crecer, y ahora nadie piensa en Brasil como en un país con un gran problema de deuda.
Yo creo que el grueso de los países se hallan en una situación como la brasileña. Si los tipos de interés se mantienen relativamente bajos y los mercados, calmados, no tendrán mayores dificultades. (...)
Hablando de ahorros, en Japón, el número de personas que se jubila es mayor que el número de personas que ahorra. Pronto tendrán los japoneses que tomar prestado en el exterior para subvenir a ese déficit, y eso podría elevar el coste de los intereses.
Para poner las cosas en perspectiva, la tasa interior de ahorro griega es superior a la alemana. De modo que la idea de que los griegos son despilfarradores falta a la verdad. Ahora, si la tasa de ahorro japonesa cae, Japón dependerá del exterior, y eso podría llevar a tasas de interés más elevadas. Hasta qué punto, dependerá de la confianza de los mercados. Los mercados han demostrado un tipo de irracionalidad: exuberancia irracional y pesimismo irracional.
Si los tipos de interés siguen bajos, dadas las capacidades japonesas, Japón podrá servir la deuda. Es decir, si los tipos globales de interés se mantienen relativamente bajos y la gente mantiene la confianza, no creo yo que Japón se encamine necesariamente hacia una crisis. Pero tampoco es imposible." (Sin Permiso, 30/05/2010, citando a "Soy suficientemente pesimista respecto de la evolución de la economía global". Entrevista Joseph Stiglitz)
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