El problema, diría el loro, es que los hogares y las empresas todavía están intentando acrecentar sus tenencias de activos seguros y de alta calidad, y están pasando de gastar en comprar bienes y servicios producidos actualmente a incrementar sus participaciones en una oferta inadecuada de pasivos del Gobierno.
Cuando los historiadores económicos examinen la Gran Recesión, probablemente el consenso abrumador al que lleguen sea que su gravedad y duración reflejaron la negativa por parte de los Gobiernos a intentar hacer algo más, y no que intentaron hacer demasiado.
Coincidirán con los loros en que la caída de la inflación demostró que el problema macroeconómico fue una demanda insuficiente de bienes y servicios producidos actualmente, y que el bajo nivel de las tasas de interés sobre pasivos del Gobierno seguros y de alta calidad demostró que la oferta de activos seguros -ya sea dinero proporcionado por el banco central, garantías ofrecidas por la política bancaria o deuda gubernamental proporcionada a través de gastos deficitarios- fue demasiado baja.
El interrogante que les resultará un misterio es por qué tantos economistas de nuestros días no sabían cómo decir: "Oferta y demanda, oferta y demanda". (J. BRADFORD DELONG. Economía para loros.el País, Negocios, 24/10/2010, p. 22)
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