Pero, al menos para Europa, no ha sido el punto de inflexión más representativo. Este llegó el martes 30 de septiembre de 2008, cuando Brian Cowen, el primer ministro irlandés, ofrecía una garantía global a todo el sector bancario. Su decisión obligaba a los demás dirigentes de la eurozona a seguir su ejemplo. El resto es historia. (...)
El error fundamental cometido por los Gobiernos europeos al principio de la crisis fue el de ser incapaces de reducir el sistema bancario y obligar a los titulares de obligaciones a compartir el coste de las operaciones de rescate. La semana pasada, el Gobierno irlandés solo dio el paso minimalista de hacer participar a los titulares de deuda subordinada. Mi explicación es que los bancos deben de haber logrado asustar a los políticos y hacerles creer que las conversiones forzadas de bonos en acciones supondrían el fin de la civilización tal como la conocemos.
¿Por qué no suspender pagos sin más? La historia ha demostrado que los países se recuperan de la suspensión de pagos con relativa rapidez. Pero en Europa, el impago se considera una mancha tan gigantesca que los europeos llegan a cualquier extremo con tal de evitarla. Letonia atravesaba una de las depresiones económicas más brutales de la historia moderna. Una devaluación de la moneda habría aliviado el sufrimiento, pero iba en contra del dogma oficial.
Irlanda y Grecia también han preferido paralizar sus economías durante generaciones con el fin de evitar la mancha política de una suspensión de pagos, o incluso una reestructuración pactada de la deuda soberana.
Ambos países son básicamente insolventes, si uno supone, como supongo yo, que habrá crecimiento cero durante 5 o incluso 10 años y más caídas en picado de los precios de los activos. (...)
Sería mucho más fácil acompañar este proceso de un impago, al menos parcial. Pero los europeos detestan la idea. La eurozona se construyó sobre el triple dogma de Nada de impagos, Nada de salidas, Nada de rescates, una combinación incoherente desde el punto de vista de la lógica, pero que, no obstante, está profundamente arraigada.De los tres, la UE ha accedido a regañadientes a prescindir del último, al tiempo que defiende los dos primeros a muerte." (El País, Negocios, 10/10/2010/, p. 23) (WOLFGANG MÜNCHAU: La catástrofe del rescate bancario de la UE. El País, Negocios, 10/10/2010, p. 23)
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