"Entonces, ¿por qué tiene España -junto con Italia, que tiene una
deuda más alta pero déficits más bajos- tantos problemas? La respuesta
es que estos países se enfrentan a algo muy parecido a una espantada
masiva bancaria, excepto por el hecho de que la retirada masiva de
fondos afecta a los Gobiernos, en vez de -o más exactamente así como a- a
sus instituciones financieras.
Así es como funciona dicha
retirada masiva: los inversores, por la razón que sea, tienen miedo de
que un país no sea capaz de pagar sus deudas. Esto hace que no estén
dispuestos a comprar los bonos del país o, al menos, no salvo que se les
ofrezca un tipo de interés muy alto.
Y el hecho de que el país deba
refinanciar su deuda a tipos de interés altos empeora sus perspectivas
fiscales, lo que hace el impago más probable, de modo que la crisis de
confianza se convierte en una profecía que acaba cumpliéndose.
Y a
medida que esto sucede, se convierte también en una crisis bancaria,
puesto que los bancos de un país suelen invertir grandes cantidades en
deuda pública. (...)
Y eso nos lleva de nuevo al impecable BCE. Lo que Trichet y sus
compañeros deberían estar haciendo ahora mismo es comprar deuda española
e italiana; es decir, hacer lo que estos países estarían haciendo por
sí mismos si todavía tuviesen sus propias monedas. De hecho, el BCE
empezó a hacer exactamente eso hace unas semanas y les dio un respiro
temporal.
Pero el BCE se vio inmediatamente bajo la extrema
presión de los moralizadores, que odian la idea de permitir que los
países se libren del castigo por sus supuestos pecados fiscales. Y la
percepción de que los moralizadores bloquearán cualquier acción futura
de rescate ha desencadenado un nuevo pánico en los mercados. (...)
Y ahora la situación está llegando a un punto crítico. No estamos
hablando de una crisis que tendrá lugar a lo largo de un año o dos; esto
podría venirse abajo en cuestión de días. Y si lo hace, el mundo entero
sufrirá.
Así que, ¿hará el BCE lo que hay que hacer, que es
prestar sin restricciones y rebajar los tipos? ¿O seguirán los
dirigentes europeos demasiado centrados en castigar a los deudores para
salvarse a sí mismos? El mundo entero está observando." (PAUL KRUGMAN: Un desastre impecable. El País, 13/09/2011)
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