Todo cayó ayer a plomo, pero las que más sufrieron en Europa fueron las entidades financieras. En Londres, el Royal Bank of Scotland se dejó un 12%. En Francfort, el farolillo rojo se lo llevó el Deutsche Bank y en París, Société Générale.
Como ya ocurrió al principio de esta crisis que corre el riesgo de convertirse en interminable en el verano de 2007, cuando explotaron las hipotecas subprime, la banca está en el centro del huracán.
Lo está por su elevadísima exposición a la deuda de los países en peor situación, especialmente Grecia, pero también Irlanda, Portugal, España e Italia. Lo está por las dudas sobre su necesidad de recapitalización, que el fin de semana ha vuelto a poner de relieve la jefa del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde.
Y también lo está por la demanda que la Agencia Federal de Vivienda de Estados Unidos ha puesto contra 17 entidades por provocar pérdidas en torno a 180.000 millones de dólares (127.000 millones de euros al cambio actual) al contribuyente tras vender hipotecas basura a las entidades semipúblicas Freddie Mac y Fannie Mae. (...)
De nuevo, como ya ocurrió en 2008 y 2009, los problemas de los bancos se convierten en problemas de todos. Porque la traslación de sus dificultades a la economía real funciona de forma casi automática.Y si hasta ahora el sector no ha vuelto a abrir el grifo de la financiación para empresas y familias, parece difícil que lo vaya a hacer a corto o medio plazo con las perspectivas que ahora se entreven." (El País, 06/09/2011)
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