13.9.11

"Y así, de esta forma tan sencilla, se esquilma una nación. Es el robo mejor organizado que conozco. Y se practica con la más exquisita impunidad."

"Al mismo tiempo, los famosos y denostados mercados han descubierto la mejor forma de arruinar un país, en medio de la pasividad de sus vecinos y socios: con los tipos de interés que aplican a la deuda soberana. 

El mecanismo es endiabladamente sencillo: se elige una nación que haya gastado mucho o tenga cuentas dudosas, ni siquiera es preciso que tenga una deuda tan abultada como Italia; se lanza una información que diga que ese país tiene dificultades para pagar; se insta a una agencia de rating tipo Standard & Poors o cualquier otra a que rebaje la calificación del país, cosa que suelen hacer motu propio, y ya está: la prima de riesgo se pone por las nubes, y los intereses a pagar por la deuda pueden superar el 10 % anual.

Grecia lo ha superado hace tiempo, Portugal se aproxima peligrosamente, Italia puede alcanzarlo, y España ya está cerca del 6 %. Lo que sigue a continuación lo imaginan muy bien quienes han firmado una hipoteca.

Como tengan que pagar el dinero prestado con intereses como los de Grecia, o encuentran una mina de oro, o les suben descaradamente el sueldo, o los desahucian. Lo más probable suele ser el desahucio.

¿Y qué hacen los vecinos y socios poderosos que asisten al desastre? Primero, procurar que no les pase a ellos. Y segundo, pedir a ese país que baje sus gastos, que suelen ser los sociales. Solo le echan una mano si quita pensiones a los jubilados, machaca a los funcionarios, rebaja la sanidad o desampara a viudas.

El escenario que queda después es el siguiente: los necesitados de ese país, más necesitados todavía, y los potentados que compraron deuda, forrados, porque no hay actividad económica que proporcione más beneficios.

Y así, de esta forma tan sencilla, se esquilma una nación. Es el robo mejor organizado que conozco. Y se practica con la más exquisita impunidad."                          (Fernando Ónega: cómo hundir bien hundido a un país, La Voz de Galicia, opinión, 13/09/2011)

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