10.5.12

Desde hace unos meses no hay día en el que el tipo no sepa de una medida que reduce su renta disponible...

"Desde hace unos meses no hay día en el que el tipo no sepa de una medida que reduce su renta disponible. Primero le congelaron la pensión, sin tener en cuenta la inflación. Luego llegó la subida del impuesto sobre la renta, que dio un buen bocado a la cantidad que ingresa todos los meses. 

Este aumento de los impuestos le ha irritado especialmente porque lo compara con la amnistía para los que no pagan: en su larga vida laboral ha conocido a jefes que presumían de pagar mucho menos impuestos que él porque se refugiaban en otras figuras fiscales (Sicav, sociedades…) y a proveedores de medio pelo que no figuraban en los listados de Hacienda. 

La semana pasada llegó lo de que los pensionistas también pagarán (además de los impuestos) parte del precio de las medicinas. Le resultan incomprensibles las palabras del alto funcionario que dice que ese dinero equivale solo al precio de cuatro cafés. 

¿En qué país vive? Luego están las subidas de la luz, los transportes… ¿Pero no nos decían que se trataba de bajar al tiempo los sueldos y los precios porque se vivía por encima de nuestras posibilidades?

El tipo se da cuenta de que, encima, tiene que dar gracias. Su mujer es parada de larga duración y hace tres meses que dejó de cobrar el seguro de desempleo. Ahora no sabe con qué dinero seguirá pagando su pensión, para poder jubilarse con dignidad cuando le toque. 

Durante el tiempo que ha estado cobrando el seguro, la mayoría del dinero lo utilizaba para pagarse la pensión de jubilación. Y luego están sus antiguos compañeros de empresa, todavía en activo: muchos están siendo despedidos con una indemnización de 20 días por año trabajado y los que se quedan no tienen posibilidad de ascender: se ha interrumpido la escala de la movilidad interna."                  ('Guía de perplejos', de , 23 ABR 2012, El País)

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