"Este artículo señala que la llamada “crisis de la deuda pública”
es una situación creada sobre todo por el capital financiero (entre los
que destaca la banca y las compañías de seguros, así como las hedge
funds) a fin de privatizar la Seguridad Social y el Estado del
bienestar. El artículo se centra en la situación de la deuda pública
estadounidense, señalando su relevancia al caso español. (...)
No existe plena conciencia en muchos círculos progresistas de que el
llamado “problema de la deuda pública” es un fenómeno creado
artificialmente para justificar el desmantelamiento del Estado del
Bienestar. Un caso claro, entre otros muchos, es el debate existente en
EEUU sobre tal deuda. (...)
Veamos los datos. La deuda pública federal creció en los últimos diez
años (del 2000 al 2010) 9,2 billones de dólares. Este crecimiento ha
sido causado por los siguientes gastos: 1) el 34,2% de este crecimiento
(3,15 billones) nace del recorte de impuestos aprobado por el presidente
Bush, que ha beneficiado primordialmente a las grandes fortunas; 2) el
22,9% (2,1 billones) del crecimiento del gasto militar, consecuencia de
las guerras de Irak y Afganistán; y 3) el 9,8% (0,9 billones) de la
ayuda directa (subsidios públicos) a la banca (y que no incluye los
préstamos a Wall Street, 9 billones que no se contabilizan al
presupuesto del Estado, pues se consideran –erróneamente- como
préstamos).
En total, la gran mayoría del crecimiento de la deuda
pública (el 67%) se debe a medidas de apoyo al complejo militar
industrial, a la banca y a las rentas superiores. Sin embargo, ninguna
de las medidas encaminadas a reducir la deuda pública está orientada a
cambiar estas políticas.
En su lugar, se intenta reducir el gasto
público social, concretamente la Seguridad Social y los servicios
sanitarios, y ello a pesar de que la Seguridad Social (las pensiones
principalmente) no ha contribuido en absoluto al crecimiento de la deuda
pública. Todo lo contrario, la Seguridad Social (que no se contabiliza
en el presupuesto federal) ha estado en superávit en los últimos
veinticinco años (alcanzando los 2,4 trillones de dólares), calculándose
que producirá un trillón de dólares más en el superávit de los próximos
diez años (en este artículo se utiliza “trillones” y “billones” según
la terminología estadounidense).
En realidad, las estimaciones más
creíbles, por su rigor, son las producidas por los propios expertos de
la Seguridad Social que señalan que la Seguridad Social estadounidense
no tiene ningún problema de solvencia durante los próximos 50 años. (...)
En cuanto a los servicios públicos sanitarios, ellos han contribuido en
un porcentaje muy menor (1,9%) al crecimiento de la deuda pública. En
realidad, el capítulo más importante que ha contribuido al crecimiento
de tal déficit ha sido el capítulo ‘D’ de ‘Medicare’, es decir, el gasto
farmacéutico, consecuencia de la medida adoptada por el presidente Bush
jr., que prohibió (sí, sí, prohibió) al Gobierno federal marcar el
precio de los productos farmacéuticos comprados por tal gobierno,
permitiendo que fuera la propia industria farmacéutica la que definiera
tales precios.
El capítulo de farmacia, que se contabiliza aparte, fue
el que representó un porcentaje mayor, 4,8% (450 millones), resultado
del gran poder de la industria farmacéutica, que recogió amplios
beneficios, conllevando este incremento. (...)
El segundo error que hace la derecha estadounidense y que reproduce la
derecha española, es considerar el tamaño de la deuda pública (como
porcentaje del PIB) como el indicador de su gravedad, es decir, de su
impacto negativo en la economía. Este error es fácilmente demostrable,
cuando se observa que los intereses de la deuda pública en EEUU son los
más bajos de los existentes hoy en el mundo desarrollado.
Si los bonos
públicos se percibieran como arriesgados e inseguros, como ocurre en
España (que tiene una deuda pública mucho más baja que el promedio de la
UE-15 y de EEUU), sus intereses serían elevadísimos. Y en cambio son
bajísimos y, a pesar de ello, los mercados financieros los valoran muy
positivamente (ignorando las valoraciones negativas que hacen de ella
las agencias de rating). ¿Cuál es, pues, el problema con la deuda
pública en EEUU? En realidad, ninguno.(...)
Una situación semejante ocurre en España. La deuda pública española es
más baja que la del promedio de la UE-15, el grupo de países de la UE de
semejante desarrollo económico al español, e incluso más bajo que la
deuda pública alemana. Los elevadísimos intereses del Estado español
(que incluye tanto el Estado central como el autonómico y municipal) no
tienen nada que ver, repito, nada que ver, con el tamaño de la deuda
pública.
Ni tampoco mucho que ver con la manoseada “confianza de los
mercados”. Tiene que ver primordialmente con decisiones políticas, entre
las cuales una de las más importantes es la negativa del Banco Central
Europeo (que no es un banco central, sino un ‘lobby’ de la banca, y muy
en especial de la banca alemana) a comprar deuda pública española,
exigiendo al Estado español que desmantele su Estado del Bienestar como
condición de que el Banco Central compre tal deuda pública
. Es un
chantaje vergonzoso que se utiliza por la derecha española (y europea)
para conseguir lo que siempre han deseado." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 27 de abril de 2012, en www.vnavarro.org, 27/04/2012)
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