22.6.12

Algunas ciudades, – muy recientemente, Houston y Filadelfia – han convertido en delito compartir comida con indigentes en lugares públicos

"No sólo el sector privado se dedica a explotar a los pobres. Las administraciones locales están descubriendo que pueden compensar sus ingresos fiscales en declive gracias a multas, tasas y otros costes impuestos a acusados indigentes, a menudo por delitos cuya ruindad no va más allá de conducir con un carné caducado.

 Y si eso parece una forma ineficaz de sacar dinero, dado el elevado coste de lo que supone encerrar a la gente, un número creciente de jurisdicciones han empezado a cobrar a los acusados el coste de los tribunales y hasta el precio de ocupar una celda.

Un caso ejemplar de persecución administrativa de la gente en la calle sería el de Edwina Nowlin, un mujer de Michigan sin techo que fue encarcelada en 2009 por no poder pagar 104 dólares mensuales para cubrir los costes de alojamiento y hospedaje del encarcelamiento de su hijo de 16 años. Al recibir un cheque atrasado, pensó que le permitiría pagar la estancia de su hijo en prisión. Por el contrario, se le confiscó para cubrir el coste de su propio encarcelamiento.  (...)

A escala local, sin embargo, la administración opta cada vez más por unirse al saqueo. En 2009, con un año ya de Gran Recesión, empecé a oír quejas de activistas comunitarios sobre umbrales cada vez más agresivos a la hora de hacer cumplir la ley en zonas de bajos ingresos. 

Tira una colilla y te detendrán por ensuciar; vacíate los bolsillos a petición de un agente de policía en cualquier control de parar y cachear y acabarás esposado por unos restos de marihuana. Cada una de estas infracciones puede tener como resultado una multa, como mínimo, de tres cifras.   

Y la cifra de posibles infracciones que suponen cárcel y/o a multas se ha ido multiplicando temerariamente. Por todo el país – de California y Tejas a Pensilvania – condados y municipalidades han ido endureciendo las leyes contra el absentismo escolar y ampliando el cumplimiento de la ley, llegando a veces incluso hasta a esposar niños encontrados en las calles en horario escolar.

En la ciudad de Nueva York es ahora delito poner los pies encima de un asiento del metro, aunque el resto del vagón esté vacío, y una mujer de Carolina del Sur pasó seis días en la cárcel cuando no pudo pagar una multa de 480 dólares por el delito de tener el "patio en desorden". Algunas ciudades, – muy recientemente, Houston y Filadelfia – han convertido en delito compartir comida con indigentes en lugares públicos.  (...)

De acuerdo con una de las pocas estimaciones recientes a escala nacional, la de la Asociación Nacional de Abogados Criminalistas (National Association of Criminal Defense Lawyers), se cometieron 10,5 millones de faltas en 2006. Nadie se arriesgaría a llevar a cabo una estimación de la pena financiera media de una falta, aunque los expertos a los que he entrevistado afirmaron todos que la cantidad suele estar generalmente en "cientos de dólares".

 Si tiramos extremadamente por lo bajo, unos 200 dólares por falta, y tenemos en cuenta que el 80-90% de los delitos los cometen personas que son oficialmente indigentes, entonces loas administraciones locales están utilizando el cumplimiento de la Ley para sacarles o intentar sacarles anualmente a los pobres al menos 2.000 millones de dólares anuales. (...)

Los intentos de recaudar entre los que ya son pobres pueden ser despiadados y a menudo, se podría pensar, contraproducentes. La mayoría de los estados confiscan los permiso de conducir de la gente que adeuda la manutención de los hijos, con lo que prácticamente garantizan que no podrán trabajar. 

Michigan acaba de empezar a suspender los permisos de conducir de quienes deben dinero de tickets de aparcamiento. En Las Cruces, Nuevo México, acaba de aprobarse una ley que castiga a la gente que tiene sin pagar multas de tráfico vencidas cortándoles el agua, gas y alcantarillado.   (...)

En un estudio de de quince estados, el Brennan Center for Justice de la Universidad de Nueva York descubrió que catorce de ellos tenían jurisdicciones que imponen "penas de pobreza" de hasta 300 dólares para aquellos que no pueden pagar sus tasas y multas, más las tasas de demora y "tasas de recaudación" para quienes precisan plazos de pago.

 Si se impone alguna pena que conlleve un periodo de prisión, también eso cuesta dinero, tal como descubrió la desventurada Edwina Nowlin, y los coste de la libertad bajo palabra y libertad condicional se trasladan cada vez más al infractor..

Las actividades depredadoras de las administraciones municipales le dan un nuevo sentido a esa frase cansina de "el ciclo de la pobreza". La gente pobre tiene bastantes más probabilidades de meterse en líos con la Ley, ya sea porque no paga las multas o porque incurra en la ira de un acreedor del sector privado como un casero o un hospital.."                    (Sin Permiso, 27/05/2012, 'Cómo se hace pagar su pobreza a los pobres Barbara Ehrenreich)

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