"Por ahora, es sólo un compromiso verbal, pero ya es una "pequeña victoria"
para Kenya Reinoso. Vecinos de los barrios madrileños de Chamartín y
Prosperidad, miembros del 15-M y activistas de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca (PAH) han conseguido arrancar a la Kutxa, la
entidad con la que esta madre de familia hizo una ampliación de la
hipoteca a la que ahora no puede hacer frente, la promesa de que no la
echarán de su casa el próximo lunes, cuando está previsto su desahucio.
Para ello, Kenya ha firmado un escrito en el que señala a la entidad que
abandonará la vivienda en un plazo de tres meses. Este compromiso se ha
hecho efectivo después de que el grupo permaneciera encerrado durante alrededor de dos horas
en una de las oficinas de la entidad, lo que ha provocado la
intervención de la policía. Si bien, no se ha desarrollado ningún tipo
de incidente, pues los agentes se han mostrado receptivos a mediar con
los activistas.
Ahora, sólo falta que el abogado de la Kutxa
formalice en el juzgado este acuerdo y llegue a tiempo para que la
comisión judicial no ejecute el alzamiento hipotecario. Como todavía no
es oficial, los vecinos de Kenya no la dejarán sola el próximo lunes.
Por ello, mantienen la convocatoria a las puertas de su domicilio prevista para ese día.
Cuando,
en 1999, Kenya Reinoso, de origen dominicano, llegó a España en busca
de nuevas oportunidades para su futuro no se imaginaba que trece años
después se vería "literalmente" en la calle, sin nadie a quien acudir.
En 2003 confió en Bankia para comprar una vivienda.
Por aquel entonces,
las cosas a ella y a su marido le iban bien, así que, como la vivienda
que habían adquirido no estaba en buenas condiciones, decidieron pedir a
la Kutxa una ampliación de su hipoteca para
poder acondicionar su piso. Ahí empezó una pesadilla de la que Kenya
asegura todavía no haber despertado.
En 2009, la crisis económica
estalló en la cara a los miembros de esta familia. Alberto, su marido,
perdió su empleo. Kenya, también. Y se vieron obligados que dejar de
pagar los plazos de su hipoteca que, por aquel entonces, habían
ascendido de 800 a 1.300 euros.
El pasado mayo, Kutxa se hizo a
través de una subasta con el piso en el que Kenya vive junto a su
marido, su hija de 9 años, sus mellizos de dos, su madre y su padre, que
padece un cáncer terminal.
En los últimos meses, Kenya ha conseguido
empleo como camarera, su marido también ha vuelto a trabajar de forma
esporádica de albañil y su madre ha entrado a trabajar de interna en un
casa. Ahora pueden de nuevo hacer frente a los pagos de la hipoteca,
pero la vivienda ya es del banco y no tienen nada que hacer.
Han
intentado negociar un alquiler social, pero según asegura Daniel
Martínez, uno de los activistas de la PAH que ha apoyado a Kenya en este
proceso, la entidad se cierra en banda. No obstante, en estos próximos
tres meses, la PAH también intentará la condonación de la deuda a esta familia, para que, tras perder su vivienda, no carguen con una deuda de miles de euros.
El
caso de Kenya ha revolucionado el barrio de Prosperidad en las últimas
semanas. Sus vecinos, entre ellos Mario, que prefiere no dar su
apellido, llevan tres semanas movilizándose. Han repartido octavillas,
han movido el caso por Internet y han buscado el apoyo de colectivos y
partidos políticos.
"Hemos presentado 500 firmas de apoyo a Kenya en la
sucursal. Creemos que es importante defender el derecho a la vivienda
respecto a las actuaciones de los bancos con el auspicio de jueces y
policía", señala este activista.
A su lado, Paloma Trapero, que también
reside en el barrio, responde veloz cuando se le pregunta por qué ha
venido a apoyar a su vecina. "Es una situación terrorífica, de
indefensión total. Por eso no nos podemos quedar parados". (Público, 18/10/2012)
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