27.12.12

El ‘credit crunch’... en el 2013

"Uno de los retos a los que se enfrentan buena parte de las economías europeas en 2013 es el del racionamiento de crédito. El FMI ya ha advertido en varias ocasiones recientemente que la reducción del crédito bancario puede ser especialmente dura en Europa el próximo año, con una tasa media de crecimiento estimada del crédito al sector privado en la UE del -4,5%.

 Estas previsiones del FMI son para un escenario en el que se dieran “políticas débiles” (weak policies) para impulsar el crecimiento.

En este sentido, cabe cuestionarse: ¿se puede gestionar el credit crunch para reducir sus efectos?(...)

 Mientras se recomponen las condiciones económicas, lo que cabe es abogar por un apoyo a un crédito más selectivo, para cubrir necesidades de liquidez básicas de empresas. 

En particular, para las que, siendo solventes y con una clientela y un nivel de facturación respetable, no cuentan con financiación para su circulante, lo que supone una asfixia que está destruyendo buena parte de tejido empresarial potencialmente rentable en España. 

Y que el crédito sea selectivo no implica que sea cuantitativamente poco significativo. Se trata de que la financiación pueda llegar allí donde existe solvencia, y esta situación puede abarcar a un número muy importante de empresas.

 Es preciso tener en cuenta que para una entidad financiera, prestar dinero es su principal forma de generar negocio y, por tanto, si no presta no es porque no quiera. Ahora bien, la conjunción de la recapitalización con la orientación perceptible en el sector de que es preciso poner más énfasis en el crédito a empresas puede poco a poco propiciar esa necesaria canalización de recursos.(...)

El tercer aspecto se refiere a qué puede hacerse desde las instituciones públicas para impulsar esa necesaria canalización del crédito a empresas solventes. Y, sobre todo, cómo pueden establecerse mecanismos de cooperación pública y privada. Instituciones como el ICO podrían redoblar sus esfuerzos para establecer un sistema de garantías para aquellos intermediarios financieros —bancarios y no bancarios— que, por ejemplo, presten a pymes cuyo inventario, facturas y pedidos avalen su solvencia, más allá de los rígidos mecanismos de screening tradicional que cercenan de forma homogénea y sin distinción las líneas de crédito de muchas.

 Se trata además de un reto para el sector. Si prestar a pymes es, como no puede ser de otro modo, buena parte del futuro de la industria bancaria española, una mayor habilidad para identificar la solvencia empresarial a través de nuevos sistemas de evaluación puede ser el mejor punto de partida para redefinir algo en lo que las entidades bancarias españolas han tenido ya éxito en el pasado: una banca basada en las relaciones.

 En Estados Unidos existe una mayor variedad de formas de préstamo a empresas que, con el tiempo, se ha considerado desde instancias oficiales como vital para la supervivencia de buena parte de ellas. Está demostrado que, incluso en épocas de crisis, un porcentaje muy importante de pymes puede enfrentarse a un crédito más caro, pero no a una restricción crediticia. (...)

Asimismo, es preciso tener en cuenta que el sector bancario está aumentando de forma muy importante su concentración en estos años de reestructuración. Esta situación define nuevos canales de financiación en España a través de los llamados “circuitos internos de capitales”.

 En particular, aunque las decisiones de los grupos bancarios sean cada vez más centralizadas, sus redes deben heredar la habilidad y cercanía local y regional de la que ha hecho gala el sector bancario español en las últimas décadas, para una óptima redistribución de los recursos. 

En definitiva, y aunque buena parte de la iniciativa corresponde a la propia industria financiera, el crédito debe traerse al frente de la agenda política en la medida en que puedan establecerse incentivos, garantías y programas de apoyo público para incentivar que las empresas solventes no se enfrenten al abismo del credit crunch. 

Esto no significa que haya crédito para todos, porque además de los riesgos evidentes de la propia debilidad económica habrá que ver el efecto en la industria financiera de un crecimiento de la morosidad hipotecaria, el efecto de los desahucios y otros aspectos muy relevantes. 

Eso sí, hay que salvaguardar la financiación de los sectores críticos de la economía y de las empresas como las pymes, ya que estas son en buena medida las que, con un poco de aire financiero, pueden impulsar el crecimiento económico y la recuperación."           ( , El País, 21 DIC 2012)

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