"El año se acaba y el euro no ha implosionado, como algunos
pronosticaban al principio y sobre todo en los momentos dramáticos del
verano. Incluso se puede decir que goza de mejor salud que un año atrás.
El riesgo de una crisis grave que acabase con la Unión Monetaria ya no
se toma seriamente en consideración.
El pasado jueves 13 de diciembre el
Consejo Europeo acordó desembolsar los 34 mil millones de euros de
ayuda financiera que estaba congelada desde junio y el Grexit (contracción de Greek exit, salida de Grecia del euro) parece una hipótesis superada.
Si el euro no ha muerto su salvador ha sido sin duda Mario Draghi,
con su frase del verano ya célebre asegurando que el BCE haría todo lo
necesario para salvar al euro y que lo necesario sería suficiente.
Después, ni siquiera le hizo falta hacer nada porque su propuesta de
comprar sin límite Deuda pública italiana y española a cambio de que
estos países pidiesen el rescate del recién constituido Fondo de
Estabilidad Financiera Permanente (MEDE), no encontró tomador.
Monti y
Rajoy han estado ganando tiempo y han conseguido llegar a fin de año
sin verse obligados a pedir el rescate, y los mercados se lo han
tolerado porque saben que detrás está el BCE con su poder de fuego
ilimitado dispuesto a desenfundar si las cosas se pusieran feas.
Puede que Rajoy no lo haya pedido porque sabe que Merkel no estaba
por la labor de concedérselo a pocos meses de sus elecciones. O porque
temiese que las condiciones serían demasiado duras.
Pero cualquiera que
fuese la razón, seguimos jugando a un difícil equilibrio y pagando tipos
de interés superiores al 5 %, claramente insostenible para una economía
átona como la española. O vuelve el crecimiento o será inevitable pedir
ayuda financiera a Europa." (Josep Borrel, Repúblico.com)
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