"Georg Pieper está especializado en situaciones traumáticas. Cada vez
que se ha producido una catástrofe en Alemania, ha acudido este
especialista. Tras los atentados de Oslo y de Utøya, Georg Pieper se
desplazó a Noruega para organizar a sus colegas. Su trabajo consiste en
analizar con lupa una situación y determinar la magnitud de una
catástrofe.
En octubre, Georg Pieper pasó unos días en Atenas, donde dio unos
cursos sobre traumas a psicólogos, psiquiatras y médicos. Esperaba
encontrarse con una situación difícil, pero la realidad superó sus
peores temores. (...)
Georg Pieper habla de un "retroceso masivo" para calificar lo que está
sucediendo justo ante nuestros ojos. En especial, los mecanismos de
defensa de los responsables políticos funcionan a la perfección. (...)
En octubre de 2012, así era la Grecia que vio: mujeres embarazadas que corrían a los hospitales, suplicando que las admitieran,
pero como no tenían ni seguro médico ni dinero, nadie quería ayudarles a
traer a sus hijos al mundo. Personas que hace poco aún pertenecían a la
clase media, que recogían restos de frutas y verduras en la calle, en
un suburbio de Atenas.
Un hombre de edad avanzada que le explicaba que ya no podía pagar sus
medicamentos para sus dolencias cardíacas. Le habían reducido la
pensión a la mitad. Tras haber trabajando durante más de 40 años,
pensaba que había hecho todo lo que debía hacer y que hoy ya no
comprendía al mundo. Ahora, la gente que va al hospital tiene que llevar
sus propias gasas y su propia comida.
Desde que se despidieron a los
equipos de mantenimiento, los que se encargan de la limpieza son los
médicos, las enfermeras y el personal auxiliar, privados de suelos desde
hace meses. Los hospitales carecen de guantes desechables y de
catéteres. La Unión Europea advierte al país de la propagación de
enfermedades infecciosas.
Por falta de medios financieros, manzanas enteras de hogares no
disponen de combustible para la calefacción en esta época del año. En
primavera, un hombre de 77 años se suicidó con un arma ante el Parlamento de Atenas.
Antes de suicidarse, gritó: "¡Así no dejo ninguna deuda a mis hijos!".
El índice de suicidios se ha duplicado en los tres últimos años.
Un trauma es un suceso que estremece la percepción del mundo del
individuo hasta sus cimientos. La experiencia es tan violenta, que
sumerge al sujeto en un torbellino de angustia absoluta. Solo los
cínicos siguen hablando de regresión social sobre Grecia. Lo que se
observa actualmente es un trauma colectivo.
"La crisis afecta especialmente a los hombres", constata Georg
Pieper. Todos sabemos que los hombres basan su identidad en el trabajo y
por lo tanto en su valor de mercado, más que las mujeres. Pero el valor
de mercado de la mayoría decae sin cesar. La crisis afecta también a su
virilidad.
Actualmente, los trastornos psíquicos como las depresiones
se propagan en Grecia como una epidemia. Nadie se sorprende al saber que
tres cuartas partes de los suicidios los cometen hombres.
No hay que ser un pesimista ni un experto para imaginar cómo afecta
esta situación a las relaciones sociales entre individuos y a los
cimientos de la sociedad griega. La ira contra un sistema corrupto,
pervertido, y contra la política internacional, cuyos tramos de ayuda
recaen en los bancos en lugar de servir para salvar a las personas, es
inmensa y va en aumento.
Los hombres transmiten ese odio a su familia y
sus hijos lo traducen en actos violentos en la calle. Se está observando
un aumento de los grupos violentos que atacan a las minorías.
En noviembre, Estados Unidos emitió una advertencia dirigida a los
viajeros que quisieran visitar Grecia, en el que destacaban que en el país podrían verse amenazadas sobre todo las personas de color. Para un país como Grecia, que tiene de sí misma la imagen de un país hospitalario, es algo que choca, comenta Georg Pieper.
En condiciones normales, ni siquiera el golpe más terrible hace que
una persona se arrodille, explica Georg Pieper, ya que estamos dotados
de un instinto de supervivencia extremadamente desarrollado. Esa es la
buena noticia. La mala es que este instinto de supervivencia únicamente
es eficaz en una sociedad que funcione bien y sea capaz de amortiguar el
choque.
La tragedia de Utøya demostró la fuerza que era capaz de
demostrar una sociedad así. Toda Noruega brindó su apoyo a las víctimas tras la masacre, como si se hubiera desplegado un manto de solidaridad por todo el país.
En Grecia, los fundamentos de la sociedad se han minado
hasta tal punto que ha acabado por derrumbarse. La crisis ha aniquilado
el Estado del bienestar. "El hombre", analiza Georg Pieper, "se
transforma en un depredador en este tipo de situaciones dramáticas". La
necesidad le impulsa a cometer actos irracionales. El egoísmo sustituye a
la solidaridad.
Hace unas semanas, Transparency International publicó
su clasificación mundial de la corrupción. En ella, Grecia ocupa el
último lugar de los países europeos, no lejos de países como Colombia o
Yibuti. Estos mensajes son veneno puro.
Georg Pieper suspira: "Me pregunto cuánto tiempo podrá aguantar esta
sociedad antes de explotar". En su opinión, Grecia está al borde de la
guerra civil. Y eso nos afecta a todos." (Melanie Mühl, Presseurop, 19/12/2012)
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