21.12.12

La banca española salva el año del Tesoro al duplicar las compras de deuda pública. Lo bancos usaron 200.000 millones en operaciones de deuda, no a dar créditos a las familias y empresas

"Campana y se acabó. El año 2012 ya es historia para el Tesoro Público. Con la subasta de letras a 3 y 6 meses que realizó, el organismo emisor dejó atrás -salvo colocación sorpresa de última hora- el que, sin duda, ha sido su año más complicado desde la entrada de España en el euro.

Por el camino, ha captado 191.500 millones de euros para las arcas públicas, por encima del objetivo fijado a comienzos del ejercicio, situado en los 184.800 millones. Lo mismo ha ocurrido si se acota la evaluación a las colocaciones de deuda a largo plazo (bonos y obligaciones): el Tesoro pretendía conseguir 85.800 millones y ha logrado 97.057 millones, un 13% por encima de esa meta. 

A simple vista, por tanto, ha superado con éxito el reto de mantener abierto el acceso a los mercados. Sin embargo, hubiera sido imposible sin el respaldo de dos poderosos aliados: los bancos españoles y el Banco Central Europeo (BCE). 

Tomando los últimos datos del Banco de España, las entidades financieras nacionales han duplicado su tenencia de deuda del Estado en los diez primeros meses de 2012, hasta los 197.185 millones de euros. Es decir, si a finales del pasado ejercicio atesoraba 16,9 de cada 100 euros que había en deuda pública en circulación, diez meses después concentraba 33,5 de cada 100 euros. 

Este incremento ha contrarrestado la desbandada de los inversores extranjeros, espantados al calor de la crisis de la deuda soberana europea, en la que España ha desempeñado un papel protagonista. Aunque sigue siendo el grupo que más deuda española posee, con el 35,6% del total, su presencia ha descendido en 15 puntos porcentuales. En dinero, esta evolución implica que su cartera de letras, bonos y obligaciones españoles ha bajado en 72.000 millones en los diez primeros meses de 2012. 
 
Los bancos españoles se han volcado tanto en las emisiones de deuda gracias a la munición suministrada por el BCE en los dos préstamos extraordinarios a tres años con los que prestó a las entidades europeas un billón de euros entre diciembre de 2011 y febrero de 2012.

 De ese montante, aproximadamente 200.000 millones fueron a parar a bancos españoles, que destinaron parte de ese dinero a afrontar el pago de sus vencimientos de deuda y otra parte, precisamente, a la compra de deuda pública. Con estas segundas operaciones las entidades han pretendido reforzar sus cuentas de resultados, porque tomaban prestado el dinero del BCE al interés oficial -primero el 1% y desde julio de este año al 0,75%- y luego lo invertían en títulos con rendimientos comprendidos entre el 1,5 y el 7% en distintos momentos del año.

Aunque esta tendencia ha ayudado al Tesoro y a los bancos -el primero ha podido financiarse y los segundos han ganado dinero con esa operativa-, también refuerza un efecto secundario menos positivo. "Los vínculos entre el riesgo soberano y el riesgo bancario se han potenciado en 2012. Potencialmente, representa una amenaza futura importante para ambas partes", advierte un experto de renta fija de una entidad española. 

Pero el BCE también se ha destapado como el bombero que apagó el fuego de las tensiones en el momento más oportuno. Primero, con el compromiso mostrado en julio por su presidente, Mario Draghi, cuando aseguró que el euro es "irreversible". Y segundo, cuando plasmó su compromiso en la oferta de comprar deuda pública mediante un nuevo programa, que responde a las siglas OMT, si los países piden antes el rescate. 

Ambas maniobras aliviaron las tensiones que sintió el Tesoro en junio y julio, cuando llegó a subastar las letras a 12 meses por encima del 5%. El respaldo de Draghi ha propiciado que, en diciembre, esas letras se hayan emitido al 2,55%.

Por tanto, el BCE ha desempeñado un papel clave para que el Tesoro haya cumplido sus objetivos anuales... aunque no ha evitado que España siga pagando un alto precio por su deuda, derivado de la prima de riesgo alimentada de las dudas sobre la solvencia del país."       (El Economista, 19/12/2012)

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