"Lejos están los tiempos en que el crédito fluía a velocidades del 20 y
25 por ciento anual y donde la cota del 15 por ciento constituía el
nivel mínimo. Si nos fijamos en esta gráfica, en sólo dos ocasiones a lo
largo del último medio siglo (enero de 1985 y febrero de 1994), la
expansión del crédito se desaceleró de manera significativa.
Pero nunca
había pasado a una velocidad negativa como la que se está viviendo desde
agosto de 2009 y que en octubre de 2012 batió un nuevo récord de -5,1 por ciento.
La desaceleración del crédito y el aumento de la morosidad son
factores que se retroalimentan entre sí dado que la banca, sintiendo el
peso de la morosidad, reprime el crédito ante el miedo del impago.
Es el
reverso del momento expansivo del crédito que infló la burbuja. Y es lo
que está en la base del complejo fenómeno del desapalancamiento financiero, dando cuenta de las consecuencias de una economía que se hizo altamente adicta al crédito.
Esto es lo que ha llevado a la morosidad al volumen sin precedentes
de 189.618 millones de euros, cifra que es 12 veces superior a la
existente en octubre de 2007 cuando llegaba a 15.390 millones de euros.
La tasa de morosidad se ha elevado al 11,23 por ciento, su nivel más
alto de la historia, en una tendencia que no tiene como revertirse sino
que más bien amenaza con acelerarse.
Esto está relacionado con la recesión que sufre la economía española
y con el alto desempleo que hunde más los precios a la baja. Los
precios de la vivienda continúan en caída libre y acumulan un retroceso de 35 por ciento desde sus máximos valores en diciembre de 2007. (...)
Este incremento en la morosidad es también alimentado por la caída en la
generación de crédito, que sufre un serio desplome desde diciembre de
2008 cuando alcanzó 1,87 billones de euros (dos veces el PIB
español). La actual contracción del crédito es un desplome que se vive
en cámara lenta y que por eso mismo tendrá un largo recorrido (todo 2013
y parte de 2014) en el que se buscará sincerar el mercado inmobiliario.
El volumen de crédito tiene hoy un valor de 1,69 billones de euros lo que indica un descenso del 10 por ciento en relación a sus máximos, pero aún es una cifra excesiva.
Que nadie haya advertido que la burbuja de crédito era insostenible
ha dejado en muy mal pie al Banco de España pero principalmente al Banco
Central Europeo porque esta era la autoridad monetaria encargada de
monitorear la sostenibilidad del sistema financiero.
Lo cierto, en todo
caso, es que se confió en el criterio de la autorregulación financiera
sospechando que el mercado sería capaz, por sí mismo, de poner coto y
razón a los desequilibrios inherentes del sistema. Algo que sirve muy
bien para los ejemplos de pizarrón pero no para la economía real.
Estos desequilibrios fueron potenciados justamente por la banca
alemana que prestó dinero en grandes cantidades a los países de la
periferia aprovechando la igualación de las tasas de interés con los
países del norte que propició la instauración del euro. El boom
del crédito y los años felices que incubaron el sueño del consumo se ha
convertido hoy en una pesadilla.

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