"La prensa británica lleva varios días encendida por la publicación, este
martes, de un informe oficial según el cual en un solo hospital de la
red sanitaria pública, el de Stafford, la falta de atención y la
negligencia habrían producido, al menos, 1.200 muertes innecesarias de
pacientes entre 2005 y 2009. (...)
El texto, de más de 2.000 páginas, describe de manera exhaustiva “fallos
espantosos y graves negligencias” en el trato dado a los pacientes y a
sus familias por parte del personal auxiliar. (...)
“El informe ha identificado al culpable: es la cultura del NHS, que
mira por el negocio y no por los pacientes”, escribe Randeep Ramesh en
el Guardian.
“Se denuncia una cultura inspirada en la ideología de los dirigentes
empresariales, en la que éstos ven el vaso medio lleno, cuando en
realidad está vacío.
Porque subraya que la “baja calidad” que ponía en
riesgo a los pacientes era tolerada y que existía una cultura
institucional que “daba más importancia a la información positiva sobre
el servicio que la información que podía ser una causa de preocupación”.
A fin de reducir costes, el hospital de Stafford, y posiblemente los
demás que van a ser investigados, permitía que parcelas crecientes del
tratamiento de los enfermos quedara exclusivamente en manos del personal
auxiliar, por debajo del nivel de los enfermeros y enfermeras, que en
Reino Unido no tiene que someterse a ninguna prueba ni figurar en
registro colegial alguno para ser contratado.
“Desde hace años se ha
denunciado este hecho, pero muchos en el NHS se han resistido a que se
cambie el procedimiento, debido al aumento de costes que supondría
regular la actividad de ese amplio sector del personal hospitalario, que
percibe bajos salarios”, añade Ramesh.
Pero si es la política de
recortes de los gastos sanitarios la que ha generado esa cultura de
ahorro insensato por parte de los directivos hospitalarios, la
perspectiva de una más honda privatización de la sanidad británica
–acercarse al modelo norteamericano es el objetivo de Cameron y de los
conservadores- plantea incógnitas aún mucho más preocupantes.
La
polémica al respecto arde en Gran Bretaña. Los conservadores han
entendido que las 1.200 muertes innecesarias de Stafford refuerzan la
necesidad de acelerar los planes de privatización, hace poco aprobados
en el parlamento con el voto contrario de la oposición laborista.
Para
los defensores de la sanidad pública, en cambio, que la cultura
empresarial en la gestión hospitalaria provoca males terribles, que la
privatización agravaría hasta extremos imprevisibles.
Ese debate
también está abierto en España. También aquí se están denunciando hasta
la saciedad los riesgos que implican los recortes y la privatización del
sistema.
La diferencia con Gran Bretaña –cuyo NHS, tanto sus épocas de
esplendor como las de las reformas, ha sido el referente principal
referente de lo que se ha hecho en nuestro país- es que allí esa
polémica tiene lugar también sobre la base de informes oficiales que no
tienen reparo en denunciar las verdades. Y genera auténticos debates
parlamentarios.
En los que cada uno dice lo que le interesa. Pero que
sirven, al menos, para que la gente sepa lo que piensan unos y otros." (Carlos Elordi, eldiario.es, Rebelión, 10/02/2013)
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