"Tres noticias muy relacionadas entre sí: España supera los seis millones de parados. Francia bate también sus récords de desempleo. Y mientras tanto Angela Merkel, siempre tan solidaria, presiona al BCE para que no se le ocurra bajar los tipos de interés del euro.
Para ella, la inhumana canciller alemana, el problema no es la
recesión. No es el paro. No es el dolor que sus fallidas políticas de la
austeridad están provocando en medio continente, en millones y millones
de personas. No: el problema para Merkel es… ¡la inflación!
Es solo un ejemplo más del mezquino comportamiento de la canciller alemana. No es el único.
Angela Merkel retrasó el primer rescate a Grecia y provocó un terremoto
que aún no hemos solucionado porque tenía elecciones regionales en
Renania y no era popular ayudar a esos vagos mediterráneos. Para colmo,
perdió las elecciones.
Angela Merkel rescató al sector financiero
español con el dinero de los contribuyentes españoles –que son quienes
pagaremos esa fiesta– para salvar a los bancos alemanes. ¿Por qué no les
dejó caer, como ha hecho en Chipre? Sencillo: porque en Chipre los que
salían perjudicados eran los rusos, no los alemanes. Que se jodan.
Angela Merkel lleva un lustro empecinada en un tremendo dislate, en unas políticas de austeridad basadas en un excel con errores en las fórmulas.
Como consecuencia, Europa es la única gran área económica que aún no ha
salido de este infierno. ¿Es hora de cambiar de estrategia? No. Para
Merkel, lo importante es la inflación. Y ya verán cómo la austeridad da
sus frutos en 2020 o en el 2030 o cuando todos nos hayamos muerto.
Cuando se escriba la historia de esta gran depresión del siglo XXI, si
es que algún día se acaba, que nadie olvide quién puso más de su parte
para agravar la depresión, agudizar el dolor y llevar a la miseria a
millones de personas en media Europa. Se llama Angela Merkel. Ella no
provocó la crisis, claro que no. Ella tampoco es la única culpable, no
es tan simple.
El egoísmo alemán no perdona nuestros aeropuertos
peatonales, nuestra corrupción sistémica, nuestro fallido sistema fiscal
ni nuestra burbuja inmobiliaria. Pero Merkel es la máxima responsable
de que esta crisis se haya alargado innecesariamente.
Es ella quien ha
embarcado a Europa en esta locura donde un punto de inflación es más
preocupante que un 26% de paro. Es la doctora sádica que aplica esta
medicina envenenada.
La crisis de la deuda que explotó en 2008
fue global. No hay duda de eso. Pero solo Europa sigue atrapada en ella,
mientras el resto del planeta ha salido del pozo.
Todas las
demás zonas económicas del mundo han aplicado la misma receta: inyectar
dinero a carretadas en la economía para así salir del bache; apretar a
fondo el acelerador sin preocuparse de la inflación ni tampoco por el
aumento de la deuda pública.
Sus bancos centrales han comprado sus bonos
del estado para garantizar la solvencia de las cuentas públicas y que
el pago de intereses no se coma la mitad de los presupuestos. Lo ha
hecho Estados Unidos, lo ha hecho Reino Unido, lo está haciendo Japón.
Lo ha hecho todo el mundo menos la zona euro, que sigue el camino de la
austeridad por el empecinamiento de Merkel: una suerte de penitencia
moral, que solo está provocando dolor sin expiar los pecados. Cinco años
después, seis millones largos de parados, dos millones de familias sin
ingresos en España, media Europa sumergida y la propia industria alemana
tocada por la caída del mercado europeo, ¿qué más evidencias hacen
falta de que vamos por el camino equivocado?" (Ignacio Escolar, eldiario.es, Rebelión, 26/04/2013)
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