"Un mensaje que el gobierno Merkel
enfatiza constantemente a favor de las políticas de austeridad que está
imponiendo al resto de la Eurozona es que tales países deben aprender de
las reformas realizadas en aquel país, que incluyeron medidas de
austeridad que en lenguaje plano quiere decir recortes de gasto público,
incluyendo el social, a fin de reducir el déficit y la deuda pública.
En este mensaje se enfatiza que en el periodo que va de 2003 a 2005, el
gobierno alemán tomó una serie de medidas de disciplina fiscal que
explican el supuesto éxito de su modelo.
Supuestamente, estas medidas
se tomaron durante las reformas iniciadas por el canciller Gerhard
Schröder (y presentadas al Parlamento alemán el 14 de marzo de 2003) y
que determinaron, por cierto, la escisión del Partido Socialdemócrata y
su muy marcado descenso en el proceso electoral.
Estas políticas de
supuesta disciplina fiscal fueron más tarde continuadas –según el
gobierno Merkel- por la coalición gobernante del Partido Conservador
Cristianodemócrata con el Partido Socialdemócrata.
Hasta aquí la versión del
establishment alemán de por qué a Alemania le ha ido bien: tomó la
medicina que necesitaba, y aún cuando fue amarga, le salvó de la crisis.
De ahí que los otros países de la Eurozona, y muy en especial los
supuestamente más despilfarradores, como los países periféricos o PIGS
(Portugal, Irlanda, España y Grecia), tengan que hacer lo mismo, es
decir, imponer la disciplina fiscal, recortando y recortando hasta
alcanzar la reducción del déficit y de la deuda pública y así recuperar
la famosa “confianza de los mercados financieros” (una de las frases más
repetidas en el mensaje promovido por el gobierno alemán). (...)
El problema con esta interpretación del
supuesto éxito del modelo alemán como consecuencia de la austeridad
fiscal es que los datos señalan que no hubo ninguna medida de austeridad
fiscal en las reformas del canciller Schröder.
Dos economistas del
Institute for the Study of Labor (IZA), Ulf Rinne y Klaus F. Zimmermann
(“Is Germany the North Star of Labor Market Policy”) han mostrado con
toda claridad y detalle que el déficit y la deuda pública aumentaron
notablemente durante el mandato del gobierno socialdemócrata,
crecimiento que continuó durante el gobierno Merkel. En realidad, la
deuda pública subió durante el periodo 2000-2010, nada menos que un 40%,
creciendo mucho más rápidamente que el PIB. ¿Dónde estaba la
austeridad?
En realidad, Alemania no
ha sido un país cuyos gobiernos se hayan caracterizado por su austeridad
de gasto público. Antes al contrario, la gran expansión de tal gasto
que ocurrió a raíz de la unión alemana, con la integración del Este de
Alemania, y la expansión de la Alemania occidental en la oriental,
estimuló su economía, e indirectamente, la economía europea.
Y lo hizo a
base de aumentar su déficit público, pasando de estar en superávit en
1989 (0,1% del PIB) a tener déficit público a partir de entonces cada
año, alcanzando tal déficit un 3,4% del PIB en 1996. Y algo semejante
ocurrió en los años del mandato de los cancilleres Schröder y Merkel.
¿De dónde saca, pues, el
gobierno Merkel la autoridad moral de exigir a otros países lo que los
sucesivos gobiernos alemanes no hicieron? ¿Y con qué autoridad moral el
gobierno Merkel exige a Grecia (país que fue ocupado por la Alemania
Nazi) que pague su deuda, en cantidades que le representarían un 40% del
PIB, cuando tras su derrota se permitió a Alemania que no destinara más
de un 5% de sus ingresos por las exportaciones a pagar su deuda a las
potencias vencedoras? (Pedro Olalla en el blog Ganas de escribir de Juan
Torres).
Lo que en realidad hizo el
canciller Schröder fue redistribuir la riqueza generada con el aumento
de la productividad hacia las rentas del capital a costa de las rentas
del trabajo, creando un problema muy serio de insuficiente demanda
doméstica que intentó paliar con un aumento de la deuda pública,
posibilidad negada por el gobierno Merkel a los países PIGS.
Es más, el
gasto público regional y local aumentó mediante políticas públicas a las
que Merkel se opone en otros países. Fue esta redistribución de las
rentas a favor de las rentas del capital la que causó la gran rebelión
de las bases socialdemócratas y la caída electoral en picado de este
partido. Tales reformas (centradas en la reforma laboral) deterioraron
en gran manera el mercado laboral.
El bajo desempleo se debió a la
reducción del tiempo de trabajo, medida presionada por los sindicatos,
cuya implementación fue facilitada por el sistema de cogestión existente
en Alemania. Continuar indicando que este bajo desempleo se debe a las
políticas de austeridad es ignorar toda la evidencia que niega tal
proposición." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 10 de mayo de 2013, en vnavarro.org, 10/05/2013)
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