"Los problemas, como hemos señalado en varios momentos, no han sido
generados por la deuda pública sino por la deuda privada que en muchos
casos triplica el Pib de los países. Por ello que aplicar recortes
presupuestarios no solo ha sido nefasto sino que ha sumergido a los
países en una crisis más profunda.
Una crisis que es fruto del excesivo endeudamiento privado no se puede resolver con una contracción intencional del gasto público. Si el estallido de la crisis provocó la retirada de la inversión y el descenso en el consumo privado, agregar un retroceso del gasto público no hace más que acelerar el colapso masivo de la demanda agregada, con todas las fuerzas destructivas que potencian el desempleo y retroalimentan el proceso recesivo.
Una crisis que es fruto del excesivo endeudamiento privado no se puede resolver con una contracción intencional del gasto público. Si el estallido de la crisis provocó la retirada de la inversión y el descenso en el consumo privado, agregar un retroceso del gasto público no hace más que acelerar el colapso masivo de la demanda agregada, con todas las fuerzas destructivas que potencian el desempleo y retroalimentan el proceso recesivo.
Por eso no puede ser sorpresa la caída continua de los precios y la
deflación propagada por la caída de la demanda agregada que ha inducido
el alto desempleo. Lo insólito, para muchos, es que no se vean aún los
tan temidos brotes inflacionarios resultado de las masivas inyecciones
de dinero.
Esto demuestra la falsedad que encierra la teoría
cuantitativa del dinero en la cual todo aumento en la cantidad de dinero se traduce en un aumento en los precios.
La formidable ampliación en la oferta de dinero que han realizado los
bancos centrales de Estados Unidos, zonaeuro, UK, China y Japón, no se
ha traducido en una escalada inflacionaria. Y muy lejos de inflación,
lo que hay hoy en el mundo en Deflación, es decir “una caída sistemática en el nivel de precios”.(...)
A medida que crece la evidencia de que una recesión económica profunda comienza a echar raíces en Europa,
se acelera el nerviosismo de los mercados, la volatilidad de las bolsas
y el miedo a las escaladas en la prima de riesgo. El letargo que
sumerge a las economías de Europa, Estados Unidos, China y Japón, es la
señal más clara del error que fue dejar a los mercados a su libre
arbitrio, desregular el sistema financiero, y aceptar el juicio de
Milton Friedman de que “hemos llegado a la dominación del ciclo
económico”. (...)
El fracaso de esa contrarrevolución monetarista tiene hoy al mundo en su más serie encrucijada y, lo que es peor, sin ninguna perspectiva real de salida de la crisis.
Los bancos centrales subestimaron las dimensiones de la crisis y
sostuvieron, inicialmente, que se trataba de una crisis de liquidez, sin
detectar que era un crisis de solvencia que implicaría la caída de los
precios y el masivo cierre de industrias con su proliferación de
desempleo.
Este mal diagnóstico hizo pensar que bastaba con “tirar la
plata en helicóptero” (la receta de Milton Friedman para las crisis
financieras), desconociendo que esta crisis tenía su epicentro en el eje
del mundo industrializado y capitalista, y que aquí no servirían las
recetas que se habían aplicado con relativo éxito en las crisis
asiática, rusa, mexicana o brasileña. (...)
En su error de diagnóstico, los bancos centrales no sólo han destruido
una gran cantidad de empleo (que será difícil de recuperar) sino que han
destruido también las bases industriales que tomó décadas desarrollar y
que en muchos casos se hizo con un gran esfuerzo estatal. Por eso el
sector industrial es justamente uno de los más aquejados con la crisis
y, al igual que el desempleo, no tendrá una recuperación rápida en el
corto plazo.
El error de los bancos centrales fue apoyar masivamente a
un sistema financiero quebrado, y abandonar a su suerte a la economía
real, la que realmente genera empleo y crecimiento." (El blog salmón, 28/05/2013)
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