1.5.13

El paro español... un problema crónico

"El desempleo es un problema que los parados soportan en el fatalismo y que los demás contemplamos como un destino fatal. Es desconcertante saber que España cuenta con una tasa de paro superior a esa Grecia que se nos muestra tan caótica. Pero lo es más aún descubrir que ninguna institución, partido u organización social tiene la más remota idea de cómo atajar el drama.

 La sola previsión de que la sociedad española va a contar con una cuarta parte de su población activa desocupada durante años hace de esta crisis un momento histórico que dejará para mucho tiempo el rastro de desigualdades desconocidas para la inmensa mayoría de los ciudadanos de hoy. (...)

 Aún al comienzo de la primera recesión se oía eso de que “en España quien no trabaja es porque no quiere”. Luego la generación de empleo se situó en el frontispicio de todos los programas partidarios, en las elecciones y tras ellas. Pero con el tiempo la imparable pérdida de puestos de trabajo se fue convirtiendo en la eximente ambiental que acomoda a los responsables públicos y a los grandes gestores de la economía.  (...)

El desplome continuado a través de dos recesiones consecutivas ha pillado a la sociedad española con más ahorros que la de los años setenta y ochenta del pasado siglo. Y con más conexiones culturales para sobrellevar el paro duradero. La autoestima no se contrae como ocurría hace treinta años, cuando la pérdida del empleo se convertía en culpabilidad. Ahora hasta la desgracia de perder la propiedad de la vivienda hipotecada puede convertirse en motivo de orgullosa reivindicación.

 La verdadera globalidad de la crisis estriba en su capacidad para inducir en los afectados el sentimiento de víctimas frente a la inculpación provocada por el sistema financiero. Vivir por encima de sus posibilidades era el deber que les habían dictado los funcionarios incentivados de ese sistema, como si eso pasara a formar parte de la dignidad humana. (...)

Porque no es fácil imaginar que tan deseada reactivación se produzca sin una previa animación del consumo doméstico; es decir, del empleo. Del empleo, es decir, del consumo doméstico. Hasta los parados tienen el mandato de seguir consumiendo, incluso por encima de sus posibilidades.

 Aunque ese gasto no retorne a las familias en forma de trabajo. Las administraciones públicas se han habituado a la creación directa de puestos de trabajo. No eran tan diestras antes y no pueden ahora inducir la gestación de empleos en la economía real. Las arcas públicas están al límite, y las empresas más solventes tampoco consideran ofertar nuevos puestos de trabajo, dado que su compromiso social se ciñe al incremento de la competitividad.

 El mundo actual se enfrenta a problemas sin solución a los que se trata si acaso de buscar alguna salida en términos de cronificación más o menos controlada. Uno de esos problemas podría ser el paro en España."             ( , La vanguardia, Caffe Reggio, 30/04/2013)

No hay comentarios: