"En el contexto actual de crisis, el concepto de que todos deben funcionar según el mismo modelo ha llegado a su límite. Portugal,
España, Grecia e Irlanda han aplicado amplios programas de ahorro y de
reformas para sanear sus finanzas y satisfacer los criterios europeos
impuestos a todos. Pero no llegan a cumplir sus objetivos. Y las deudas se acumulan.
Desde un punto de vista meramente económico, es perfectamente
comprensible que pretendan reducir primero su deuda y aplicar reformas
para volver a empezar con un crecimiento sólido. El problema es que, en
la práctica, esta estrategia no funciona.
El presidente de la Comisión
Europea, José Manuel Barroso, no se equivoca al admitir que una idea
política no sólo debe ser válida, sino que además los ciudadanos deben
aceptarla, pues de lo contrario no se podrá aplicar.
Los socialdemócratas europeos han reaccionado de inmediato y han felicitado a Barroso por haber salido por fin del coma tras cinco años. Y aunque pueda parecer demagógico, no por ello es menos cierto.
Hace tiempo que sabemos que los países más afectados por la crisis no
ven la salida a su situación: reducen sus gastos y aprueban reformas, y
mientras se multiplican las quiebras de las empresas y aumenta el desempleo.
La maquinaria del Estado se ha parado, las sentencias de los tribunales
ya no se notifican porque las fotocopiadoras no funcionan, los
empleados deben llevar al trabajo sus propios bolígrafos y rollos de
papel higiénico, los hospitales ya no cuentan con reservas de
medicamentos.
Actualmente, en España uno de cada ocho habitantes vive en
condiciones de pobreza. Estamos hablando de situaciones que los
habitantes de otros países no pueden ni siquiera imaginar.
De esta constatación se pueden sacar dos conclusiones. Como es
evidente, los países de la eurozona no pueden anular de la noche a la
mañana sus programas de ahorros y de reformas, pues se quebrantaría la
confianza en la moneda europea. Sin embargo, es necesario realizar
algunos cambios: la Comisión Europea puede flexibilizar las reglas del
pacto de crecimiento y de estabilidad para dar mucho más tiempo a los
países en crisis y que alcancen sus objetivos.
A largo plazo también
será necesario plantearse la pertinencia de este pacto (que ayer se
ponía por las nubes) y de sus reglas estrictas y que no hacen
diferencias. La crisis económica lo ha demostrado con creces: a pesar de
la moneda única, lo que domina en Europa es la diversidad económica." (Presseurop, 24 abril 2013,Süddeutsche Zeitung
Munich)
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