6.5.13

El terrorismo del desahucio... americano

"Si preguntáis a Helen James, una mujer de Chicago que ha vivido en las calles o en refugios, no tener una casa en EE.UU. es evidentemente peligroso para la vida humana. Cuando hablamos el verano pasado habló de hemorroides sin tratar y de dormir en bancos durante los helados inviernos de Chicago. “No quiero morir”, dijo. 

Según la Coalición Nacional de Personas sin Techo, 700 personas si dirección mueren cada año solo de hipotermia. 

Han muerto más estadounidenses de frío desde el comienzo de la crisis económica que en todos los ataques de terrorismo en  el territorio de EE.UU. en las últimas dos décadas incluyendo el 11-S. 

En cuanto al tema de la legalidad, Griggs Wimbley, residente en una pequeña ciudad en Carolina del Norte, es un experto en cómo la ola de recientes ejecuciones hipotecarias ha violado el derecho penal de EE.UU. Pasó casi un decenio investigando y luchando contra su propio embargo fraudulento. “No he visto más que engaños”, dijo. Calificó el reino de Wall Street durante los años 2000 de “una cadena criminal de diez años”. 

Los cientos de investigaciones y de litigios por fraudes en los préstamos, falsificaciones (¿recordáis el escándalo de las robo-firmas?) y en las regulaciones de servicio respaldan las propias experiencias de Wimbley. Y ni siquiera menciono la violación generalizada de la Ley de Justicia en la Vivienda y otras leyes que tienen el propósito de impedir la discriminación por motivos raciales en la vivienda, que era flagrante antes de la crisis financiera. 

Finalmente, Marcella Robinson y Nicole Shelton, fundadoras del grupo de base de propietarios de viviendas Mortgage Fraud NC, pueden atestiguar que todo el propósito de las evicciones es producir un temor generalizado entre los civiles. Robinson, cuya casa estaba embargada cuando hablamos, me dijo que había dormido con un bate de béisbol al lado de su cama para sentirse segura. Shelton, quien ya había sido desalojada de su casa, dijo que vivía en un “estado constante de miedo”. 

¿Por qué se propondría Wall Street intimidar a millones de civiles? La justificación es que si la gente no está aterrorizada ante la posibilidad de ser desalojada de sus casas, no seguirá pagando las astronómicas deudas que al parecer son lo único que mantiene a flote nuestra economía. 

Este argumento ciertamente ha influenciado la política del gobierno de EE.UU. Ed DeMarco, jefe de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda ha sido uno de los opositores más vehementes a ayudar a los propietarios de casas, advirtiendo de que el gobierno debe agitar el espectro del desalojo de cualquiera que decida dejar de pagar sus hipotecas. En cuanto al tema de “afectar la conducta de un gobierno mediante la destrucción masiva, asesinatos, o secuestros”, los banqueros no necesitan recurrir a secuestros, ya han tomado como rehén a toda la economía global. 

Desde 2007, Wall Street ha desalojado a cuatro millones de familias –aproximadamente diez millones de personas– de sus casas. Millones de personas más están atrapados en actuales embargos. Durante el año pasado he oído las historias de cientos de esas familias y la experiencia es un sentimiento de inseguridad y de terror psicológico. 

Pérdida de seguridad. Estado de miedo. Son las mismas palabras, las mismas frases que hemos oído expresar a gente en Boston. Si la inseguridad masiva y el terror ante el default eran lo que querían los bancos, misión cumplida. Sin embargo, a los bancos no se les acusa de terrorismo. Y sus productos financieros no se califican de armas de destrucción masiva.
Tal vez estáis pensando que no se acusa a Wall Street porque los terroristas tienen que usar bombas en lugar de bonos, porque no existe el terrorismo económico, ¿verdad? El Pentágono ciertamente lo creía cuando en 2011 publicó un informe planteando que algunas partes desconocidas pueden haber ayudado a conducir a EE.UU. a la crisis económica de 2008 mediante “terrorismo financiero”. No es sorprendente que los sospechosos del informe hayan incluido a yihadistas islámicos, a los chinos y a Venezuela en lugar de AIG o Goldman Sachs. 

El mismo año, el sindicalista estadounidense Steven Lerner fue calificado de terrorista económico cuando sugirió que los propietarios de casas se unieran en una huelga hipotecaria. Los medios conservadores lo llamaron una “GUÍA DE TERRORISMO ECONÓMICO” (sí, todo en mayúsculas), mientras un congresista de Utah instó al Procurador General Eric Holder a investigar esas amenazas porque “claramente constituyen terrorismo interior”. 

En otras palabras, propugnar la seguridad de los propietarios de casas equivale a actos de terrorismo, mientras asegurar la estabilidad de Wall Street –incluso si significa expulsar a la gente de sus casas y culpar a Venezuela de la catástrofe hipotecaria– es simplemente política de EE.UU."              (Laura Gottesdiener , CounterPunch, Rebelión, 06/05/2013)

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