"Se llamaba Soledad Torrico. Nacida en Bolivia hace 42 años, residía
en Valencia con su marido y una hija. Murió, el 20 de Febrero, tras
acudir 5 veces a centros de salud y urgencias de hospitales por lo que
comenzó siendo un cuatro de tos y terminó impidiéndole respirar.
La Fiscalía Provincial de Valencia ha abierto diligencias ante la denuncia del marido y de varias asociaciones que protegen derechos humanos para determinar si hubo negligencia médica.
Por el relato de la odisea sufrida, lo que parece sí hay es…
negligencia política. O esa consideración ideológica de los seres
humanos como “clientes” y no como “enfermos” y de la salud como un
objeto de especulación más, que ha impuesto el PP. A Soledad, como
inmigrante sin cotizar a la seguridad social, le habían quitado la
tarjeta sanitaria a causa de la Ley Mato del PP.
En su periplo, le
dijeron que la que llevaba “no tenía validez”. En la denuncia que ahora
investiga la Fiscalía, se cita cómo le advirtieron que “si volvía otra
vez a los servicios de urgencias, le cobrarían”, cuando ya los esputos
contenían sangre.
Los profesionales de la sanidad pública en España están haciendo una
enorme labor frente a las dificultades. Muchos atienden aunque “lo
tengan prohibido”, pero la ley vigente es la que es y siempre habrá
quien quiera aplicarla.
Para eso se dictan. El neoliberalismo imperante
niega el derecho esencial a la salud a quien no la pague de una forma u
otra. Advirtamos –aunque sea obvio- que los “ilegales” cotizan en el
país de residencia en impuestos y gastan en servicios.
La sanidad pública que teníamos en España, una de las mejores del
mundo, la está destruyendo el PP. Partido que además se obstina –con un
empecinamiento que debería dar que pensar- en privatizarla para los
“legales” también.
Luego vemos las puertas giratorias de sus dirigentes
que, sin el menor empacho –como sucede en Madrid- cambian su puesto
político en el PP por asesorar o trabajar en la empresa privada a la que
dieron negocio.
En Castilla-La Mancha ¡cómo no! retiran el servicio de oxígeno domiciliario a
quienes “lo usan poco”, para “ahorrar”. Si les da el ataque de asma y
no llegan al hospital… más ahorro. Un “cliente” menos. Han recibido ya la carta en la que se les advierte." (El Periscopio, Rosa María Artal , Attac España, 30/04/2013)
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