3.5.13

¿Qué debería hacer un gobierno de izquierdas? Un gobierno de izquierda debería decir: “No podemos pagar la deuda robando salarios y pensiones, y no lo haremos”.

"¿Qué debería hacer un gobierno de izquierdas?

Estamos en pleno apogeo de lo que se podría denominar técnicamente una “recesión de balances”. Esta es una crisis generada por el desendeudamiento y la minimización de las deudas del sector privado, causadas por la acumulación de una enorme cantidad de activos ficticios, no respaldados por activos reales. 

En términos prácticos, significa que los ciudadanos han de pagar por la deuda o, en otras palabras, convalidar las demandas del sector financiero sobre la producción y los impuestos actuales y futuros. Los países europeos, en una acción estrechamente coordinada en el plano europeo e incluso mundial, han decidido nacionalizar las deudas privadas convirtiéndolas en deuda soberana, imponiendo la austeridad y políticas de transferencia para pagar dichas deudas.

 Esta es la justificación, la motivación y la oportunidad de implementar las “reformas estructurales” cuyos objetivos son clásicamente neoliberales, reduciendo los servicios públicos del Estado de bienestar, recortando el gasto social y flexibilizando los mercados de trabajo a fin de rebajar los salarios directos e indirectos.

Desde nuestro punto de vista, la estrategia política de la izquierda debe concentrarse en la lucha por una mayoría que sustente un gobierno de izquierda, capaz de deshacerse de esta camisa de fuerza.

Dar la espalda a los mercados financieros y gestionar el déficit. A corto plazo, y como medida inmediata, un gobierno de izquierda debería encontrar vías para financiar el déficit público al margen de los mercados financieros. Las normas europeas prohíben algunas de ellas y esta es la primera ruptura.

 Técnicamente hay una amplia gama de medidas posibles que no son nuevas y que se han utilizado en el pasado en varios países europeos: un préstamo forzoso con cargo a los hogares más ricos; la prohibición de tomar prestado de no residentes; la obligación de los bancos de mantener cierta proporción de bonos públicos; impuestos drásticos sobre las transferencias internacionales de dividendos y operaciones de capital, etc. y, por supuesto, una profunda reforma fiscal.

La vía más sencilla pasaría por financiar el déficit a través del banco central nacional, como ocurre en Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, etc. Es posible crear un banco especial que pueda refinanciarse a través del banco central, pero dedicado principalmente a comprar bonos públicos (el BCE ha hecho lo mismo en la práctica).

Por supuesto que esto no es principalmente una cuestión técnica, sino que supone una ruptura con el orden europeo. Sin esta ruptura, cualquier política heterodoxa se vería frustrada de inmediato por un aumento del coste de la financiación de la deuda pública.

Deshacerse de los mercados financieros y reestructurar la deuda. Sin embargo, este primer conjunto de medidas inmediatas no reduce la carga de la deuda acumulada ni los intereses de esta deuda. La alternativa a largo plazo es entonces la siguiente: o bien una austeridad interminable, o bien una política de cancelación de la deuda y una moratoria inmediata sobre la deuda pública.

 Un gobierno de izquierda debería decir: “No podemos pagar la deuda robando salarios y pensiones, y no lo haremos”. Después de declarar esta moratoria debería organizar una auditoría ciudadana para determinar la deuda ilegítima, que corresponde, de hecho, a cuatro elementos:

· los “regalos fiscales” del pasado a los hogares más ricos, a las empresas y a los “rentistas”

· los privilegios fiscales “ilegales”: evasión fiscal, optimización de impuestos, paraísos y amnistías fiscales

· los rescates bancarios desde el estallido de la crisis

· la deuda generada por la propia deuda a través del efecto “bola de nieve” derivado de la diferencia entre los tipos de interés y las tasas de crecimiento del PIB, menoscabado por la austeridad y las políticas de desempleo.

Esta auditoría abre la vía a la imposición de un canje de títulos de deuda cancelando gran parte de la misma, según haga falta. Esta es una segunda ruptura.

Sin embargo, las deudas soberanas están también totalmente imbricadas con la banca privada. Por eso el rescate de un país ha consistido en general en un rescate de los bancos. Hace falta una tercera ruptura con el orden neoliberal: el control de los movimientos internacionales de capitales, el control del crédito y la socialización de la banca.

 Este es el único medio racional de desenredar la madeja de las deudas. Después de todo, esta fue la opción tomada por Suecia en la década de 1990 (seguida, sin embargo, de su reprivatización).

En resumen, abrir una vía alternativa exige un conjunto coherente de tres rupturas:

· financiación de las emisiones pasadas y futuras de deuda pública
· cancelación de la deuda ilegítima
· socialización de la banca para el control del crédito.

Estos son medios de transformación social. ¿Cómo lograrlos?

Hace falta un gobierno de izquierda

A fin de desarrollar estas tres rupturas principales, necesarias para resistir el chantaje financiero, necesitamos un gobierno de izquierda."           (Colectivo, Viento Sur, Rebelión, 03/05/2013)

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