"¿Qué debería hacer un gobierno de izquierdas?
Estamos en pleno apogeo de lo que se podría denominar técnicamente
una “recesión de balances”. Esta es una crisis generada por el
desendeudamiento y la minimización de las deudas del sector privado,
causadas por la acumulación de una enorme cantidad de activos ficticios,
no respaldados por activos reales.
En términos prácticos, significa que
los ciudadanos han de pagar por la deuda o, en otras palabras,
convalidar las demandas del sector financiero sobre la producción y los
impuestos actuales y futuros. Los países europeos, en una acción
estrechamente coordinada en el plano europeo e incluso mundial, han
decidido nacionalizar las deudas privadas convirtiéndolas en deuda
soberana, imponiendo la austeridad y políticas de transferencia para
pagar dichas deudas.
Esta es la justificación, la motivación y la
oportunidad de implementar las “reformas estructurales” cuyos objetivos
son clásicamente neoliberales, reduciendo los servicios públicos del
Estado de bienestar, recortando el gasto social y flexibilizando los
mercados de trabajo a fin de rebajar los salarios directos e indirectos.
Desde nuestro punto de vista, la estrategia política de la izquierda
debe concentrarse en la lucha por una mayoría que sustente un gobierno
de izquierda, capaz de deshacerse de esta camisa de fuerza.
Dar la espalda a los mercados financieros y gestionar el déficit. A
corto plazo, y como medida inmediata, un gobierno de izquierda debería
encontrar vías para financiar el déficit público al margen de los
mercados financieros. Las normas europeas prohíben algunas de ellas y
esta es la primera ruptura.
Técnicamente hay una amplia gama de medidas
posibles que no son nuevas y que se han utilizado en el pasado en varios
países europeos: un préstamo forzoso con cargo a los hogares más ricos;
la prohibición de tomar prestado de no residentes; la obligación de los
bancos de mantener cierta proporción de bonos públicos; impuestos
drásticos sobre las transferencias internacionales de dividendos y
operaciones de capital, etc. y, por supuesto, una profunda reforma
fiscal.
La vía más sencilla pasaría por financiar el déficit a través del
banco central nacional, como ocurre en Estados Unidos, Gran Bretaña,
Japón, etc. Es posible crear un banco especial que pueda refinanciarse a
través del banco central, pero dedicado principalmente a comprar bonos
públicos (el BCE ha hecho lo mismo en la práctica).
Por supuesto que esto no es principalmente una cuestión técnica, sino
que supone una ruptura con el orden europeo. Sin esta ruptura,
cualquier política heterodoxa se vería frustrada de inmediato por un
aumento del coste de la financiación de la deuda pública.
Deshacerse de los mercados financieros y reestructurar la deuda. Sin
embargo, este primer conjunto de medidas inmediatas no reduce la carga
de la deuda acumulada ni los intereses de esta deuda. La alternativa a
largo plazo es entonces la siguiente: o bien una austeridad
interminable, o bien una política de cancelación de la deuda y una
moratoria inmediata sobre la deuda pública.
Un gobierno de izquierda
debería decir: “No podemos pagar la deuda robando salarios y pensiones, y no lo haremos”.
Después de declarar esta moratoria debería organizar una auditoría
ciudadana para determinar la deuda ilegítima, que corresponde, de hecho,
a cuatro elementos:
· los “regalos fiscales” del pasado a los hogares más ricos, a las empresas y a los “rentistas”
· los privilegios fiscales “ilegales”: evasión fiscal, optimización de impuestos, paraísos y amnistías fiscales
· los rescates bancarios desde el estallido de la crisis
· la deuda generada por la propia deuda a través del efecto “bola de
nieve” derivado de la diferencia entre los tipos de interés y las tasas
de crecimiento del PIB, menoscabado por la austeridad y las políticas de
desempleo.
Esta auditoría abre la vía a la imposición de un canje de títulos de
deuda cancelando gran parte de la misma, según haga falta. Esta es una
segunda ruptura.
Sin embargo, las deudas soberanas están también totalmente imbricadas
con la banca privada. Por eso el rescate de un país ha consistido en
general en un rescate de los bancos. Hace falta una tercera ruptura con
el orden neoliberal: el control de los movimientos internacionales de
capitales, el control del crédito y la socialización de la banca.
Este
es el único medio racional de desenredar la madeja de las deudas.
Después de todo, esta fue la opción tomada por Suecia en la década de
1990 (seguida, sin embargo, de su reprivatización).
En resumen, abrir una vía alternativa exige un conjunto coherente de tres rupturas:
· financiación de las emisiones pasadas y futuras de deuda pública
· cancelación de la deuda ilegítima
· socialización de la banca para el control del crédito.
Estos son medios de transformación social. ¿Cómo lograrlos?
Hace falta un gobierno de izquierda
A fin de desarrollar estas tres rupturas principales, necesarias para
resistir el chantaje financiero, necesitamos un gobierno de izquierda." (Colectivo, Viento Sur, Rebelión, 03/05/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario