"Lo que usted describe del mundo laboral alemán tiene poco que ver
con el mejor o incluso con el algo humano de los mundos posibles. Pero,
en cambio, se suele afirmar, tal como en la España aznarista, que
Alemania va bien, muy bien, que es el motor de la UE, el diesel del euro
y una de las grandes potencias mundiales. ¿No hay aquí alguna
contradicción?
Alemania va bien para una élite determinada.
Sólo así se explica el boom económico, las cifras que aseguran que la
economía crece cada ejercicio y las economías privadas, sobre todo las
más humildes, menguan sin parar. La cifra que se maneja es que el 1%
concentra la mitad de la riqueza del país.
Aquí son realmente ese 99%
del que hablaban los del movimiento occupy. El resto, salvo ciertos
sectores muy concretos que aún conservan contratos en condiciones, la
precariedad ha llegado al mundo académico, a la función pública, etc.
Habla
usted, en algún momento, de la desindustrialización alemana. ¿Es así
realmente? Estamos hablando del gran productor europeo.
No.
Alemania conserva determinadas industrias como los laborator
ios
farmacéuticos, las fábricas de armas o las que quedan de coches, pero la
economía alemana se basa en las exportaciones de productos, que no
necesariamente son producidos en el país.
Las fábricas, al igual que los
compradores no están, en su mayoría, en el país. Más del 70% de los
empleos en Alemania son en el sector servicios. La industria ocupa tal
vez a dos de cada diez trabajadores. Además, tras la reunificación
alemana se destruyó el tejido productivo del este, mandando al paro a
unos cuatro millones de alemanes.
Ningún país europeo, afirma en su capítulo, ha vivido un retroceso salarial como la RFA. ¿De verdad? ¿Han calculado bien?
Yo
no he hecho los cálculos. El instituto alemán para la investigación
económica (Deutschen Instituts für Wirtschaftsforschung, DIW), por
ejemplo, señalaba en un estudio que los alemanes han perdido en la
última década unos 93 euros mensuales de media en su poder de compra.
Solamente quienes ganan más han visto aumentados sus salarios.
Recuerda usted, oportunamente, que una de las propuestas de Die Linke
para las elecciones de septiembre de 2013 es la vindicación de un
salario mínimo. ¿No existe un salario mínimo actualmente en Alemania?
No
hay salario mínimo. Hay determinados convenios entre la patronal y los
sindicatos en determinadas áreas. Estos acuerdos varían en función de si
vives en Alemania del este o del oeste, ya que se sacaron de la manga
que en el este los salarios son más bajos y que supuestamente tienen una
deuda con el Estado central. Encima de saquearlos, ahora les hacen
pagar. ¿Le suena la historia? (...)
¿Qué es eso que llama usted la generación Praktikum?
Es
la generación que enlaza una práctica detrás de otra, en ocasiones
hasta bien remuneradas. Pero ser becario implica no tener prácticamente
derechos laborales. Eso sucede en España y también en Alemania.
¿Por
qué afirma usted que jubilarse en Alemania y poder vivir dignamente
será cada vez más complicado? ¿Son tan horribles las condiciones de
jubilación en el país de Marx y Engels?
Desde que introdujeron
el llamado “factor de sostenibilidad”, que por cierto quieren poner
también en España, las pensiones de muchos alemanes se han visto
reducidas. Cada vez mas jubilados se ven obligados a trabajar para
completar la pensión y las personas que actualmente trabajan en el tramo
de salarios bajos en el futuro tendrán una pensión mísera. El tema de
las pensiones irá empeorando cada vez más. (...)
¿Quiénes son esos ciudadanos de tercera a los que hace referencia? ¿Son peores sus condiciones?
Son
básicamente los solicitantes de asilo y los europeos del este, que son
objeto de una dura discriminación laboral y social. Por una parte, los
solicitantes de asilo se pasan años y años esperando una respuesta de
las autoridades. Mientras, no tienen derecho a alquilar una vivienda, a
firmar un contrato de trabajo. El Estado alemán los mantiene vivos al
mínimo y los aparta recluyéndoles en asilos que en ocasiones están
apartados de las poblaciones.
Los europeos del este, por su parte,
tienen derecho de circulación pero no tienen (hasta finales de 2013)
derecho a trabajar en Alemania. Por eso se ven obligados a la ilegalidad
para sobrevivir en el país. Otros europeos del este que vienen con
contratos, formación y sobre todo dinero no tienen estos problemas. Se
trata fundamentalmente de la comunidad roma." (Entrevista a Carmela Negrete, Salvador López Arnal
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