16.12.13

Ninguna de las causas que originaron la actual crisis sistémica (un volumen brutal de deuda y una banca insolvente), se han solucionado

"(...) En verano, al calor de la temperatura atmosférica, diversos informes de renombrados bancos de inversión de la City, y también de aquí, abogaban por una recuperación de la economía patria poco menos que vigorosa. (...)

 Una de las mayores sandeces que uno puede leer en estos informes es que la reducción de deuda de empresas y familias, y por ende el incremento del ahorro de ambos, es un síntoma de recuperación de nuestra economía.

 Es increíble, justamente se trata de todo lo contrario, es el diagnóstico de que estamos en una recesión de balances.

Como consecuencia del descenso del colateral, y los elevados niveles de endeudamiento, las familias disminuyen el consumo y recuperan, si pueden, ahorro; las empresas no financieras no invierten, destruyen capital ya instalado, y despiden a trabajadores. El objetivo es reducir la deuda a toda costa. Como consecuencia se entra en una recesión de balances.

La pregunta que deberían hacerse estos economistas es hasta cuanto debe reducirse la deuda para poder volver a crecer. Les recomiendo que analicen los modelos de Steve Keen, economista postkeynesiano que a diferencia de ellos sí previó esta crisis. 

Siguiendo patrones históricos, la crisis no acabará hasta que no se recorte la deuda privada de manera substancial, y represente alrededor entre el 75% y el 100% del PIB. Al ritmo de reducción de los últimos años, desde el actual 312% del PIB necesitaríamos varias generaciones.

La tormenta perfecta

La situación es dramática. Después de más de seis años de intensa recesión, ninguna de las causas que originaron la actual crisis sistémica, un volumen brutal de deuda y una banca insolvente, se han solucionado.

 En vez de corregir estos dos desequilibrios, mediante una reestructuración de la banca zombi y una quita ordenada de deuda, se han aplicado una serie de políticas económicas que han empobrecido brutalmente a la ciudadanía.

 Como la mayor parte de activos financieros están sobrevalorados es cuestión de tiempo esperar a que se desate la siguiente fase de venta masiva de los mismos. Cuando ello ocurra, emergerán todas nuestras miserias, nuestra descomunal deuda, privada y pública, y la insolvencia bancaria.(...)"                 (Juan Laborda, 04/12/2013)

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