11.12.13

Sobre la economía mundial se cierne la amenaza de un estancamiento de 30 años

"(...) eso profetiza ahora nada menos que el economista por antonomasia del establishment, Larry Summers. Para escapar de esa trampa, sólo valdrían soluciones muy radicales. Por ejemplo: el final del dinero en efectivo o la estatización de todos los bancos.

¿Se cierne sobre la economía mundial la amenaza de un estancamiento de varias décadas de duración? El antiguo ministro de finanzas norteamericano Larry Summers ha lanzado el debate durante una Conferencia reciente celebrada por el Fondo Monetario Internacional.

 Su argumento: la economía mundial padece de un exceso de ahorro en relación con las inversiones. Ahorro e inversión deben andar matemáticamente en equilibrio; no en un país, sino en la suma de todos los países. El interés es el precio que permite acompasar ahorro e inversión. Summers planteó la cuestión de si, entretanto, el interés no se ha vuelto negativo.

A ese tipo de interés se lo conoce como interés real. Un interés real negativo significa que el sector privado, incluso en las condiciones más favorables, muestra poco interés en la inversión.
Podemos apreciarlo en el caso de Alemania, en donde las tasas de inversión han caído visiblemente en los últimos años. Si Summers lleva razón, la economía estaría permanentemente estancada (...)

Conforme al modo en que nuestra economía está organizada, el pronóstico de Summers dibuja un escenario de decadencia mundial. Nuestro sistema económico podría verse abocado a 30 años de estancamiento. Nuestro sistema de pensiones se desplomaría. Ni siquiera serviría retrasar la edad de jubilación a los 75 años. Que el euro se desintegrara como consecuencia de eso, sería el menor de los daños colaterales.

A mí me resulta cuando menos plausible la hipótesis de Summers de un “estancamiento secular”. No sólo resulta teóricamente concebible, sino que Japón ofrece ya un instructivo ejemplo práctico.

¿Qué hacer, entonces?

Para enfrentarse a esta situación, se pueden hacer tres cosas, y desgraciadamente, no mucho más:
  • Se podría abolir el dinero en efectivo. Eso permitiría a los Bancos Centrales rebajar los tipos de interés por debajo de cero, porque la gente ya no podría guardar en casa el dinero en efectivo. Con un tipo de interés del -5% se resolvería rápidamente el problema de un ahorro estructuralmente excesivo. Las gentes tendrían que gastar su dinero en lo que fuera.
  • Se podría también estatizar todo el sector financiero y rebajar los intereses del crédito a la inversión, situándolos por debajo del tipo de interés de los mercados.
  • Puesto que lo que tenemos es una carencia de inversiones en relación con el ahorro, también, y por último, el Estado podría intervenir consiguiendo empréstitos monetarios baratos e invirtiendo masivamente."          (Wolfgang Münchau, Sin Permiso, en Jaque al neoliberalismo, 08/12/2013)

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