"Es la segunda reforma electoral que aprueba De Cospedal en menos de
dos años y las dos se han hecho para favorecer las perspectivas
electorales del PP, ahora que las encuestas van mal.
Primero aumentó los
diputados autonómicos de 49 a 53, dando más escaños a las provincias
donde el PP consigue más votos. Y ahora, como ni siquiera así tenía
garantizado ganar, ha reducido los escaños hasta solo 33.
Reparto de escaños en Castilla-La Mancha, según las dos leyes
electorales que ha aprobado De Cospedal. Los datos de esta simulación
toman como base el resultado de las europeas.
Que el
nuevo diseño favorece claramente al PP no es una opinión: es un dato
sencillo de demostrar. Hemos hecho una simulación con los resultados de
las elecciones europeas (GRÄFICO), calculando cómo quedarían las Cortes
de Castilla-La Mancua dependiendo de qué ley electoral se aplique. Con
la reforma que aprobó la propia De Cospedal en 2012, el PP perdería la
mayoría absoluta. Con su segunda reforma, la mantendría con comodidad.
La
nueva ley electoral es tan radical que ha sido necesario modificar el
Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha y pasar ese cambio por el
Congreso de los Diputados. Por supuesto, se ha aprobado sin el más
mínimo consenso, sin pactar nada con nadie: ni con el PSOE ni con IU ni
con UPyD. Es la primera vez que se aborda sin consenso la reforma de un
estatuo de autonomía, solo con los votos del PP.
El pucherazo es
tan brutal que se podría dar el absurdo de que el PP sea la segunda
fuerza en número de votos, pero consiga una mayoría absoluta en escaños
incluso si logra apenas el 35% de las papeletas.
Absolutamente toda la
oposición sale trasquilada con una reforma que eleva el porcentaje de
votos necesarios para obtener un escaño hasta unos límites
antidemocráticos, que buscan dejar fuera a los partidos pequeños ahora
que el voto de izquierda está dividido. Dependiendo de cada provincia,
hará falta un mínimo de entre el 14% y el 18% para poder conseguir
representación parlamentaria. Con una ley electoral así, el PP no
tendría un solo escaño ni en el parlamento vasco ni en el catalán.
Por
si todo esto fuera poco, el PP se guarda otro as en la manga, no vaya a
ser que ni siquiera así logren ganar. Hasta tres meses antes de las
elecciones, no se sabrá exactamente cuántos escaños tiene cada
provincia.
De ese modo, Cospedal puede apretar aún más las tuercas si
las cosas van mal, decidiendo de forma arbitraria –basta con un decreto
ley– qué provincias tienen número par o impar de diputados.
¿La trampa?
Que podrá dejar con un número impar solo aquellas provincias donde
tengan la certeza de que van a ganar, aunque sea por un voto
(Guadalajara es la candidata ideal). Como el número de escaños será tan
bajo, hará falta una enorme ventaja, superior al 20% de los votos, para
conseguir romper el empate en diputados en una provincia “par”.
El
modelo completo es un traje a medida para el Partido Popular y la
excusa para aplicarlo no puede ser más falaz. Dice María Dolores de
Cospedal que lo hace en aras de la austeridad. Pero, ¿qué clase de
“ahorro” supone reducir el número de unos diputados que ya no cobran
sueldo? Solo uno: un recorte en democracia. Un hachazo a las urnas
imposible de aceptar. (...)" (Cospedal consuma su pucherazo electoral, de Ignacio Escolar en Escolar.net de eldiario.es, en Caffe Reggio, 22/07/2014)
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