3.9.14

La cuestión que se plantea es cuándo y en qué condiciones Grecia ha de salir de la eurozona

"(...) Cuando los bancos alemanes se han librado de una buena parte de los bonos griegos, Alemania acepta ampliar los fondos europeos para sortear las dificultades de algunos países al borde del abismo, entre ellos España. ...)

Para la prensa amarillista y el populismo de derechas prestar a Grecia significaba tirar el dinero por la ventana, pero hoy los alemanes reconocen que estas ayudas en realidad estaban destinadas, no tanto a salvar a Grecia, que desde un primer momento se sabía que era insalvable, como, al euro, y con él, son los alemanes los que a la postre se salvan. Desde una impopularidad que iba en rápido aumento, perdiendo una tras otra las elecciones en los Estados federados, a la canciller hoy se la elevado a los altares. (...)

La cuestión que se plantea es cuándo y en qué condiciones Grecia ha de salir de la eurozona. Al no existir mecanismos de expulsión, son los griegos los que tienen que elegir entre seguir durante décadas sufriendo recortes y más recortes para pagar una deuda impagable, o declararse en quiebra, abandonando el euro, aunque permaneciendo en la Unión. Esto significaría el hundimiento inmediato de la economía y las instituciones con un fortísimo y fulminante descenso del PIB.

Este es el dilema que hoy divide a los griegos. Las clases superiores, una vez colocado el dinero en el extranjero, prefieren seguir dentro del euro, convencidas de que lo peor para sus intereses sería abandonarlo. Las clases bajas, y una izquierda cada vez más radicalizada, pretenden aprovechar el derrumbamiento para desde bases más sólidas empezar a construir una nueva Grecia. 

El riesgo es que la democracia perezca en una operación que se mueve al borde de la revolución social. La radicalización a que podría llevar el proceso no sería tolerable para las clases superiores griegas, ni probablemente para los demás socios comunitarios, y cabría que se justificase de alguna forma una intervención militar."              ( , El País, 6 MAR 2012)

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