"(...) ¿Y qué tenemos entonces? Que la economía española no está creciendo, sino cayendo.
Veamos las cifras: en el primer trimestre de este año, el PIB real
creció según las cifras manipuladas dadas por el Gobierno un 0,5% en
tasa interanual, pero como el deflactor del PIB fue del -0,6% del PIB
nominal –es decir, la suma de los valores finales de todos los bienes y
servicios producidos en España en ese primer trimestre medidos a precios
de mercado– en realidad cayó un -0,1 % en tasa interanual.
No creció ni
el 0,5% ni nada. En el segundo trimestre el PIB real oficial habría
crecido un 0,6 % y el deflactor un -0,2 %, o sea, un crecimiento del PIB
nominal del 0,3 % para el primer semestre, ¡la cuarta parte de la cifra
oficial!
Y lo más importante, ¿qué está pasando en el tercer
trimestre? Pues que con un IPC del -0,4 % en julio y del -0,5% en
agosto, el deflactor puede haberse ido al -1%, y en consecuencia el tan
cacareado crecimiento se ha ido al garete, total y absolutamente.
A
medida que se conocen más datos del tercer trimestre, la situación está
empeorando, el consumo y la inversión se están desinflando, el índice de
producción industrial de julio cayó un 3% con una clara tendencia al
descenso –igual que ocurre en el sector servicios, donde las
pernoctaciones en hoteles caen con fuerza y las afiliaciones a la
Seguridad Social se desaceleran–.
No hemos entrado en la senda de la
recuperación como afirma falsamente el Banco de España, sino todo lo
contrario. Igual que cuando crean dos puestos de trabajo de 10 horas semanales mientras se destruye uno de 40,
afirman que se está creando empleo cuando la realidad es justamente la
contraria: siguen destruyéndose decenas de miles de horas de trabajo. (...)
Cuando en un país fuertemente endeudado –la deuda total de España, pública y privada, supera ya el 450% del PIB,
una cifra realmente monstruosa– se produce una deflación, se hace mucho
más difícil tanto para las empresas, las familias como para la banca y
el Gobierno el pago de la deuda, porque el país se empobrece y porque
los tipos de interés efectivos se elevan. (...)
Si una familia está pagando por una hipoteca un 2% de interés y la
inflación es del 3%, el tipo de interés real es negativo (-1%). Pero si
la inflación es del -0,5%, el tipo de interés real que está pagando es
del 2,5%. Es decir, un aumento de los desequilibrios: por un lado, es
más difícil devolver la deuda porque somos más pobres, y, por el otro,
los tipos de interés reales se incrementan significativamente.
Pero es que además nuestra deuda no para de crecer.
Seguimos gastando por encima de nuestras posibilidades. Midiendo la
deuda total, es decir, lo que de verdad se debe o pasivos en
circulación, esta ha aumentado desde finales de 2011 hasta el primer
trimestre de 2014 en 465.835 millones. (...)
Y por si todo esto fuera poco, una vez pinchado el bluff de la
mejora del sector exterior, la deuda externa sufre la mayor subida desde
que se inició la crisis al situarse en 1,64 billones, cuyas
responsables principales han sido las AA.PP., pues su endeudamiento supera ya al del sector bancario. (...)
Pero lo peor de todo es que no solo han destruido la mejor estructura social que jamás había tenido este país, y que costó sangre, sudor y lágrimas el construir; es que han robado el futuro de las próximas generaciones. (...)
Esto no se arreglará, solo irá a peor. Por ello tengan una cosa muy
clara: o somos capaces de destruir los partidos de la Transición, su
modelo de Estado y su sistema oligárquico, o ellos nos destruirán a
nosotros, a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. (...)" (Roberto Centeno, El Confidencial, 22/09/2014)
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