"(...) la sanidad catalana enfila la pendiente cuesta abajo de un desastre a
la altura de la incompetencia profesional y política del consejero Boi
Ruiz, otro de los medicos de Convergència. Ahora son los enfermos
quienes están entre la espada y la puta calle.
La información de Esther Armora en el Abc
es demoledora, tal vez lo más sustantivo del quiosco: "Los médicos de
Familia catalanes llevan meses preocupados por la posible repercusión de
un protocolo impulsado por la consejería de Salud de la Generalitat en
el que se les obliga a señalar con una cruz, en un programa informático,
a los pacientes crónicos más complejos que podrían fallecer en los
próximos meses".
¿Es posible semejante cosa? Sí, sin duda. Entre dentro de los
criterios de la Generalidad nacionalista. Continúa el texto de Armora:
"Las suspicacias las ha levantado una pregunta que las autoridades
sanitarias catalanas han introducido en el Programa de Prevención y
Atención a la Cronicidad (PPAC) para la atención a este tipo de
pacientes.
«¿Le sorprendería que este paciente muriera en los próximos
12 meses?», aparece en la pantalla del ordenador de los facultativos.
Esta pregunta les obliga a marcar la casilla del «sí» o del «no». La
respuesta afirmativa puede condicionar «el tratamiento que recibirá el
paciente a partir de aquel momento», según denuncian médicos de atención
primaria en un documento colgado en el blog del sindicato Médicos de
Cataluña.
«No es solo una pregunta de mal gusto expresada en términos
poco profesionales, sino que si se responde afirmativamente puede
influir en cómo es tratado ese paciente en su próxima visita al servicio
de urgencias o en la petición de atención domiciliaria», aseguran los
facultativos en ese documento".
Y siguen los detalles aterradores, de cariz siniestro, casi malvado:
"Si el facultativo responde que cree que el paciente fallecerá en los
próximos 12 meses este pasa a ser etiquetado como paciente MACA,
(Enfermedad Crónica Avanzada, en el acrónimo catalán). Así pues, se le
identifica en el programa como enfermo de «últimos días», lo que antes
se conocía como enfermos en situación terminal.
La consigna general de
la Generalitat para estos enfermos es que el mejor sitio en el que
pueden ser tratados es en su propio domicilio. «La filosofía podría
entenderse si respondiera a criterios estrictamente médicos o clínicos,
aunque el propio departamento reconoce que las nuevas orientaciones para
el tratamiento de estos pacientes responden a motivos meramente
económicos», precisan los médicos".
¿Económicos? Sí, la eutanasia es muy barata. Se deja de atender al
paciente y a otra cosa. ¿Verdad Ruiz? La cuestión es ahorrar para que no
le falte de nada al proceso. Eso sí, la prensa catalana celebra las
incursiones de Ruiz en el mundo de la atención de urgencias como si
fuera el doctor House. Dicen que de tanto en cuanto se presenta en algún
servicio, se pone su disfraz de médico progre y de acción directa y
controla el tema.
Y más. Anteayer contaba La Vanguardia, rendida de
admiración, que el consejero no había tenido ningún inconveniente en
saltar de su coche oficial casi a la carrera para atender a un herido de
tráfico. Impresionante. Y ahora, vuelvan a leer esto: «¿Le sorprendería
que este paciente muriera en los próximos 12 meses?». Si es así,
felicidades. Su paciente es un "MACA", malaltia cronica avançada.
En un país normal, al consejero no sólo se le exigiría la dimisión o
se le cesaría ipso facto, sino que semejante "directiva" podría tener
consecuencias de índole penal. Aquí no, no preocuparse. Esta toda la
política muy centrada en el proceso, nada de muertos por legionela ni
caridad con los moribundos. (...)" (Pablo Planas, Crónica Global, Jueves, 25 de septiembre de 2014)
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