29.9.14

La prostitución es una cosa, legalizable, y otra la trata de seres humanos

 "La aplicación por parte del INE del nuevo cálculo del PIB adoptado en septiembre para aplicarlo a los próximos presupuestos generales, cuyo método incluye las cifras estimadas de la economía ilegal de acuerdo a las directrices del Sistema Europeo de Cuentas SEC 2010, brinda la oportunidad de volver a discutir un tema tan controvertido como el de la prostitución, ahora incluida junto con las demás transacciones ilegales libremente consentidas por las partes (como el contrabando y el tráfico de drogas) en el cálculo de las cuentas nacionales.

 Se trata de los también conocidos como delitos sin víctimas,en la medida en que, aunque estén penalmente tipificados como ilegales, sin embargo excluyen los daños criminales contra bienes y personas, al producirse como intercambios voluntarios entre adultos en plenitud de sus derechos.  (...)

Pero la introducción en el PIB de la llamada prostitución presenta mayor interés porque la nueva metodología europea para el cálculo de la actividad económica (el citado SEC 2010) ofrece un criterio que quizá permita resolver una estéril polémica que se viene arrastrando desde hace ya demasiado tiempo. 

Se trata de qué hacer con el comercio sexual alegal, si penalizarlo como proponen los abolicionistas y reclama la fracción puritana del feminismo, o regularizarlo como proponen las feministas más comprensivas que luchan en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales. (...)

La solución al dilema debería resultar evidente pues no se trata de elegir una u otra opción (o abolición o regulación), sino de activar las dos a la vez: abolición del tráfico criminal y además regulación del comercio libre.  (...)

Se trata de romper la aparente unidad semántica del concepto de prostitución para dividirlo en dos mitades antitéticas diametralmente opuestas entre sí. Por una parte tenemos los servicios sexuales voluntariamente ofrecidos por trabajadoras libres que no estén sometidas a ninguna coerción física ni moral, económica ni autoritaria.

 Llamemos a esa categoría “comercio sexual”. Y por otra parte aparecen las cautivas sexuales obligadas a someterse a los clientes cómplices de las redes criminales que las secuestran y las obligan. Llamemos a este otro contingente “explotación sexual”.  (...)

Mujeres libres frente a mujeres forzadas: dos posiciones antitéticas que deberían estar separadas para situarse en ambos lados opuestos de la ley. (...)

¿Qué clase de problema social es la prostitución? Un problema falaz porque mete en el mismo saco dos fenómenos muy diferentes entre sí. Lo que sí constituye un problema social porque genera multitud de víctimas forzosas es la esclavitud sexual, que afecta a cientos de miles de mujeres y menores, casi todos inmigrantes de las antiguas colonias, que son objeto de trata y tráfico criminal: una esclavitud de la que son cómplices necesarios y culpables los clientes occidentales que la demandan y financian.

 Pero, en cambio, el comercio sexual no es ningún problema social, dado que no genera víctimas ni entre las mujeres adultas que ofertan libremente sus servicios ni entre los clientes que los demandan. 

O mejor dicho, sólo genera víctimas en la medida en que los derechos de las trabajadoras sexuales no estén legalmente reconocidos por parte de las autoridades públicas. Pues en cuanto los servicios sexuales quedasen legalmente regularizados, pasarían a ser transacciones sin víctimas. (...)

Por eso resulta urgente luchar contra el totalitarismo semántico de la voz prostitución, a fin de separar ambos tipos de actividades, el legítimo comercio libre frente a la criminal esclavitud sexual. 

Lo cual resulta afortunadamente facilitado por la nueva metodología contable aconsejada por el SEC 2010, que exige considerar los servicios sexuales voluntarios como libre actividad económica pero siempre y cuando no incluya los crímenes contra las personas, como sucede con la trata de mujeres y el tráfico de menores.

 A ver si así comprenden de una vez las autoridades públicas que el auténtico problema no está en la prostitución sino en la esclavitud sexual con fines recreativos.(...)"        ( , El País, 25 SEP 2014 )

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