"(...) tres grandes y coincidentes problemas que han hundido nuestra economía:
a) Una crisis de demanda como consecuencia de la caída del consumo
(por la pérdida de renta, sobre todo en las clases de menor ingreso), de
la inversión (por las menores expectativas de beneficio de las empresas
que viven de ese consumo), y del gasto productivo del Estado. Como no
puede ser de otra manera, al caer la demanda de bienes y servicios (y
apenas recuperarse un poco las exportaciones), las empresas han perdido
ventas y beneficios y han cerrado o han tenido que despedir a millones
de trabajadores.
b) Una crisis de financiación, pues la banca española, prácticamente
en quiebra generalizada, ha dejado de financiar a las empresas y
familias, lo que ha agravado los efectos del punto anterior.
c) Una crisis de deuda soberana que, aunque no ha llegado al límite,
dificulta la llegada de inversión productiva hacia España y se
convierte, por el contrario, en fuente de salida de capital y en
incentivo para la especulación, lo que empeora todos los problemas que
vengo señalando.
A lo anterior habría que añadir que el Gobierno del Partido Popular y
antes el de Zapatero no han hecho frente a este tipo de males.(...)
A la vista de todo ello, creo que se pueden deducir algunas ideas básicas a tener en cuenta si se quiere crear empleo en España:
1. Hay que recuperar los ingresos porque el empleo depende, sobre
todo, de que haya suficiente demanda en el mercado de bienes y
servicios.
Y para ello es imprescindible poner freno al incremento de la
desigualdad y a la concentración de la renta: hay que subir los
salarios más bajos, aumentar su peso en la renta total y forzar un gran
pacto de rentas que lleve ingreso adicional a la demanda que sobre todo
va a la pequeña y mediana empresa.
Se pueden tomar además otras medidas
para aumentar la renta disponible de las familias (que con las políticas
de Rajoy no deja de bajar) como moratorias o reducciones temporales en
el pago de hipotecas de las familias con menor ingreso.
Y se pueden
reducir los gastos de las familias vinculados a servicios de empresas
cuasi monopolistas como las de la luz, el agua y otros servicios
esenciales, ahora excesivamente altos por su dominio político de los
mercados y las instituciones.
Querer recuperar el empleo bajando aún más los salarios con el
pretexto de que la economía española sea más competitiva es una quimera,
por no decir que un gran engaño. (...)
2. Hay que disponer inmediatamente de una banca que financie a las
empresas que pueden generar empleo.
Banca que debe ser pública, pero
dirigida con la mayor solvencia técnica y controlada férreamente para
que no se reproduzcan los males que ha provocado la actual clase
política en las cajas de ahorros.
3. Hay que llevar a cabo un programa de ahorro, mejora y
racionalización de todas las administraciones públicas para acabar con
todo tipo de despilfarro y realizar una reforma fiscal basada en tres
pilares fundamentales: el apoyo a la creación de riqueza sostenible, la
equidad y la lucha contra el fraude.
4. Sin perjuicio de que España debería afrontar a medio plazo cuál
debe ser su papel en Europa y en qué medida está dispuesta a aceptar las
imposiciones de potencias extranjeras o de una moneda europea diseñada
erróneamente o solo para beneficiar a las grandes corporaciones y
bancos, se puede empezar a utilizar una moneda complementaria que
aumentaría casi de modo inmediato el poder de compra de los sectores con
más propensión al consumo y que serviría de motor inmediato para la
recuperación de la mediana y pequeña empresa.
5. Puesto que es materialmente imposible (y además indeseable) que la
economía española vuelva a crear empleo basándose en la construcción,
en el endeudamiento generalizado, en la especulación o en el “tirón”
(como ingenuamente quería el Gobierno) de un minúsculo sector de
empresas exportadoras, es imprescindible orientar la inversión
empresarial hacia nuevas actividades, aprovechando en la mayor medida
posible el capital generado hasta la fecha: remodelación urbana y
residencial, energías alternativas, producción local y de proximidad,
etc.
Y muy particularmente debe ser prioritario en este aspecto acabar
con el trabajo negro, dignificar todo tipo de empleo y promover con la
mayor intensidad posible el empleo femenino, para lo que hoy día es
fundamental el desarrollo de un potente sector de cuidados y acabar con
todo tipo de prácticas laborales discriminatorias.
Naturalmente, ni estas ideas son todo lo que hay que poner en
práctica para crear empleo ni la concreción adicional a la que hay que
llegar es todo lo que se necesita.
Como dijo en su día alguien nada sospechoso de izquierdismo, el
profesor Fuentes Quintana, cuando fue nombrado ministro de Economía y
vicepresidente del Gobierno:
“Las soluciones de los problemas económicos
nunca son económicas, sino políticas. No hay oscuras fórmulas técnicas
que permitan resolver las dificultades en un clima de gabinete. Los
problemas económicos de un país solo pueden superarse mediante el
esfuerzo y la colaboración de todos (…). Sé, desde luego, que solo puede
esperar esa colaboración un Gobierno en quien ustedes confíen como
veraz y que les merezca credibilidad”.
Es una ingenuidad, por tanto, creer que un grupo de tecnócratas o
gobiernos como los que está teniendo España en los últimos años pueden
proporcionar soluciones definitivas para crear empleo, o que esto se
puede conseguir mientras los ciudadanos se dejen engatusar por lo que
dicen quienes están a sueldo de una exigua minoría social.
En España se
han destruido millones de puestos de trabajo porque la “solución”
política de los últimos años fue la impuesta al conjunto de la sociedad
por un grupo muy reducido de españoles-banqueros, promotores y grandes
empresarios ayudados por políticos venales y corruptos.
Y, por eso, lo
que ahora es prioritario para crear empleo es invertir el orden de
preferencias para hacer que la prioridad sea repartir los recursos de
modo más igualitario y permitir así que la mayor parte de ellos se
conviertan en fuentes de ingresos para todos, y no en gigantescos
patrimonios parásitos o dedicados a especular destruyendo empresas,
riqueza y empleos, como hasta ahora. (...)" (Juan Torres López, 27/08/2014)
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