"(...) Lo que también parece obvio es que cuando Podemos elabore su programa
para las elecciones generales deberá tener en cuenta el contexto
particular del endeudamiento en nuestro país, marcado por unos elevados
niveles de deuda pública y privada y, por ende, por un elevado
endeudamiento externo.
Y sería irresponsable que ese programa no
tuviera en cuenta algo que algunos economistas se empeñan en rechazar a
pesar de que sí reconocen la existencia del problema: la senda de
insostenibilidad que está tomando la deuda pública española (hasta aquí
lo que reconocen) exige de una reestructuración ordenada de la misma (y
esto es lo que rechazan).
En vez de reconocer que a la primera premisa
le sucede la segunda, prefieren replicar el recetario del FMI y se
limitan a proponer tan sólo una reestructuración de la deuda privada de
familias y empresas.
Parten en realidad de la quimérica esperanza de que
el sector privado (familias y empresas) reactive la economía,
recuperando el crecimiento y haciendo que el denominador del cociente
entre deuda pública y PIB crezca para que, con ello, se reduzca la ratio
entre ambas variables (vid, por ejemplo, José Carlos Díez, “Costes de impagar la deuda”, El País, 12 de septiembre).
Quienes
defienden esta opción parece que no tienen en cuenta que precisamente, y
como reconoce el Banco de España, la disminución del endeudamiento de
las familias y las empresas no financieras ha avanzado
significativamente a pesar de la débil evolución del PIB. Esto no
significa que no se deba apoyar ese esfuerzo procediendo a reestructurar
parte de su deuda.
Claro que hay que hacerlo y especialmente para todas
las pequeñas y medianas empresas y familias para quienes la deuda se ha
convertido en una suerte de condena; pero centrar el foco
exclusivamente en la reestructuración de la deuda privada deja al
descubierto el principal flanco en materia de endeudamiento al que está
sometido la economía española en estos momentos: la deuda pública.
Y
es que mientras el sector privado se va desendeudando con mucho
esfuerzo, la deuda del sector público sigue una senda insostenible a
pesar de la actual reducción del coste de su financiación en los
mercados financieros.
Dicho de otro modo, desde 2010, cuando los ratios de deuda del sector
privado alcanzaron su valor máximo, la deuda de las familias y de las
empresas no financieras ha experimentado una reducción acumulada hasta
finales de 2013 de 11 y 21 puntos porcentuales, respectivamente.
Una
reducción mayor que la experimentada por esos mismos sectores en Estados
Unidos, Reino Unido y Holanda. Es, decir, las familias y empresas
españolas, a pesar del dificilísimo contexto, están haciendo mayores
esfuerzos para hacer frente a sus deudas. Sin embargo, en ese mismo
periodo la deuda pública española ha pasado del 61,7% al 93,9% del PIB,
es decir, ha crecido en un 52% y, en estos momentos, en septiembre de
2014, supera ya el billón de euros, esto es, un 98,9% del PIB, es decir,
en menos de un año ha aumento cinco puntos.
A mi humilde
entender, basta con estos datos para percibir que España tiene un
problema de deuda pública, y no sólo de deuda privada, y que cualquier
turbulencia en los mercados financieros que elevara el coste de la
financiación de los mínimos históricos absurdos en los que se encuentra
ahora, dados los fundamentos de la economía española, provocaría una
auténtica hecatombe.
Por lo tanto, desde Podemos defendemos que
ambas propuestas no son incompatibles y que no se puede despreciar la
necesidad de reestructurar ordenadamente la deuda pública al tiempo que
se reestructura la privada. Frente a las repercusiones que ambas medidas
podrían tener sobre la deuda externa, bien podríamos hacer valer, por
una vez, nuestro peso económico en la Eurozona y la vulnerabilidad de
ésta ante los problemas de nuestra economía.
En definitiva, creo
que no debemos rechazar de plano la posibilidad de una reestructuración
ordenada de la deuda y debemos aprender humildemente de cómo se
gestionaron esos procesos en América Latina durante el último cuarto del
siglo XX.(...)" (Alberto Montero Soler, Público.es, en Rebelión, 26/09/2014)
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