"(...) Otra muestra del error de la teoría de los llamados incentivos es la
baja productividad causada por las desigualdades, siendo España un
ejemplo de ello. Los bajos salarios en España son una de las causas de
la baja productividad.
Si los salarios fueran más altos, ello forzaría
al empresario a invertir más, a fin de aumentar la productividad de cada
trabajador. No es, como constantemente se dice y escribe, que la baja
productividad determina bajos salarios, sino al revés, los bajos
salarios son los que determinan la baja productividad.
Si el dueño de
las viñas de Tarragona tiene una gran abundancia de personas para
trabajar en las viñas, es probable que les pague muy poco. Si no los
tuviera, invertiría más para aumentar su productividad. Aumentar los
salarios en un país es una medida esencial para aumentar la
productividad, una realidad ignorada, cuando no ocultada, en nuestro
país, donde el empresariado tiene un enorme poder y los sindicatos
tienen poco.
En realidad, la evidencia muestra que cuanto mayor es la
fuerza de los sindicatos de clase, mayores son los salarios y mayor es
la productividad de un país. Añado lo de sindicatos de clase, pues los
sindicatos corporativos (lo que en inglés se llama business unions), con
sus demandas, pueden aumentar las desigualdades dentro del mundo
laboral.
Tal como señala Chris Tilly en su excelente artículo “Geese,
Golden Eggs, and Traps: Why Inequality is Bad for the Economy”, la
sindicalización de la fuerza de trabajo en las industrias
estadounidenses en los años treinta y cuarenta (estimulada por el New
Deal) jugó un papel clave en aumentar la productividad. (...)"
(Artículo de Vicenç Navarro que se publicará en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 9 de septiembre de 2014; en vnavarro.org, 08/09/2014)
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