"Juan de Dios López Torres es cartagenero, tiene 28 años y
un 88% de discapacidad reconocida. Juan se ha visto obligado a emigrar a
Andalucía, ya que la política de aplicación de la ley de dependencia en
la Región de Murcia le ha dejado sin opciones, asegura.
Desde que murió
su madre, los únicos ingresos familiares son la pensión de su padre, de
70 años de edad y con 33% de discapacidad, y la subvención que ahora le
ha otorgado el Gobierno andaluz. "A Mariano Rajoy llegué a enviarle una
carta. Es muy duro verse en esta situación por culpa de gente que ha
robado y despilfarrado tanto", resume.
Hace menos de
un mes, el portavoz y diputado regional del PP, Víctor Martínez, afirmó
que "sólo desde la enajenación mental" se podía obviar "el incremento
económico reciente de las partidas presupuestarias destinadas a los
ciudadanos que peor lo están pasando", y ponía el ejemplo de "la
desaguisada Ley de Dependencia" que, según su opinión, el PP murciano ha
tenido que corregir.
Pocos días después, la diputada
socialista Teresa Rosique denunció que la Administración regional ha
enviado cartas a los solicitantes de ayudas a la dependencia
apremiándoles para que presenten nueva documentación en un plazo máximo
de diez días, en pleno mes de agosto y después de llevar años esperando
dichas ayudas:
"Con este modo de actuar, da la impresión de que se
pretende obstaculizar una vez más el acceso de las personas dependientes
a los derechos que la ley les garantiza", sentenciaba Rosique.
La discusión política le queda ya lejos a Juan de Dios. En concreto a
150 kilómetros, los que separan la Asamblea Regional de Murcia del
pueblo almeriense de María, donde vive hoy. El principal motivo de este exilio por dependencia es
que Junta de Andalucía le ha concedido una subvención con la que abona
parte de su plaza en un centro asistencial privado en el que podrá
permanecer hasta noviembre.
¿Por qué abandonó su Cartagena natal para irse a Almería?
Nos vinimos en diciembre del año pasado porque en Murcia no encontraba
ninguna posibilidad, ninguna salida. No veía futuro. Allí hay centros de
día pero que me exigian desplazarme, y no hay residencias para
discapacitados como yo necesito, ni tampoco institutos de integración
que me sirvan, porque los que hay, aunque estén adaptados en su fachada,
en el interior no cumplen con lo que exige mi discapacidad.
Usted padece artrogriposis. ¿Qué es?
Está catalogada como una enfermedad rara que afecta a las
articulaciones. Me impide estirar y flexionar las extremidades
superiores e inferiores, me obliga a ir en silla de ruedas y hace que
necesite ayuda, si no las 24 horas, casi todo el día. Necesito ayuda
para vestirme, para asearme, para ir al baño…
A pesar de todo, no debió de ser fácil abandonar Cartagena.
No, pero tuvimos que hacerlo. Ya lo teníamos todo perdido y había que
intentarlo por si sonaba la flauta. Para estar donde estoy he peleado
mucho, he llamado a muchos sitios y enviado muchas cartas y correos
electrónicos.
¿Por qué Almería?
Mi madre murió hace tres años y mi padre tenía una casa que le quedó en
herencia en la localidad de María. Vivimos los dos aquí. Subsistimos
con la pensión que recibe mi padre como jubilado, con lo que le dan por
tenerme a mí a su cargo y con la subvención que me da la Junta de
Andalucía, pero estamos atravesando unas circunstancias duras. Muy
duras. Y tampoco tengo dinero para adaptar la vivienda a mis
necesidades.
¿Había solicitado la ayuda a la dependencia en la Región de Murcia?
Empecé a informarme y vi que eran 300 o 400 euros… Cualquiera puede
decir, "hombre, 400 euros son 400 euros", pero eso a mí no me soluciona
nada. Tengo que pagar a alguien que me atienda todos los días y además
tengo mis gastos, porque en medicamentos se va mucho dinero.
En cualquier caso, ¿se le concedió la ayuda en Murcia? ¿Llegó a cobrarla?
No, no llegué a cobrarla porque tampoco terminé de tramitarla. Vi que
era pan para hoy y hambre para mañana, y como tampoco hay centros
adaptados a mi discapacidad en Murcia, opté por probar en Andalucía. Soy
un poco como Willy Fogg; voy de sitio en sitio buscando la estabilidad.
¿Cómo fueron los trámites en Andalucía?
Pues aquí, aunque lo he tenido que batallar, he conseguido algo. En
Murcia habría sido imposible porque fui a los asistentes sociales y a
todos los sitios, y siempre me encontré con negativas: "Es que la
crisis, la crisis…". Yo he nacido en Cartagena y no reniego de mis
raíces, pero claro, si me tienden la mano en otro lugar, es de
agradecer. Aunque sea de forma temporal, ahora tengo resuelto mi
problema, y por eso estoy muy agradecido a la Junta de Andalucía y sobre
todo a María. Este Ayuntamiento se ha movido mucho y ha luchado por mí.
Aunque ha mejorado su vida, su solución es temporal y privada.
Estoy en el único centro de la provincia de Almería para personas
gravemente afectadas a nivel físico, en Albox. Es privado y me queda de
estancia hasta noviembre. Puedo estar allí por la subvención de la Junta
de Andalucía.
¿Qué hará cuando acabe su estancia allí?
Estoy en una lista de espera para que me concedan plaza en una
residencia concertada, así que lo que me queda es cruzar los dedos para
que sea lo antes posible. La solución ideal sería esa, una plaza en un
centro concertado, porque estaría todos los días y no de lunes a viernes
como ahora, que tengo que depender de que mi padre vaya y venga conmigo
los fines de semana.
Además de
sus circunstancias como dependiente, también está sufriendo las
consecuencias de la crisis económica. La factura que paga su colectivo
es doble.
Totalmente. Lo estoy pasando
económicamente mal y si a mi padre le pasara algo… La situación ha
empeorado porque además ahora si se rompe algo de la silla de ruedas ya
no te ayuda nadie y con los medicamentos sucede igual. Antes la
Seguridad Social me cubría más medicamentos, y ahora nada, te lo tienes
que pagar todo. Aquí y en Murcia." (Pedro Serrano Solana
, eldiario.es, 14/09/2014)
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