"(...) España se enfrenta a grandes desafíos en el futuro cercano en los
ámbitos de su economía, sociedad y política. Es improbable que la
economía crezca rápido dadas las políticas de austeridad y la
liberalización en la Eurozona.
Por otro lado, la sociedad
previsiblemente será más desigual y tensa, ya que el desempleo sigue
siendo alto y los ingresos de las familias siguen cayendo. La política,
por su parte, ha entrado en un período de decadencia y malestar
evidente.
En un reciente informe el FMI afirma que “España ha doblado la
esquina”. Sin embargo, el estado de la economía española sigue siendo
muy inestable. El desempleo está en un máximo histórico del 26%, e
incluso superior al 50% para las personas de edades comprendidas entre
16 y 24 años, la carga total de la deuda es de cuatro veces y media el
PIB del país.
La cuenta corriente, que había mejorado desde el déficit
de 10% en el inicio de la crisis al superávit del 1% en 2013, ha estado
en números rojos en todos los meses en el 2014, ya que la recuperación
del consumo interno ha provocado el aumento de las importaciones.
El informe del FMI también señala que el tipo de cambio real —que
compara el precio de una cesta de productos en dos países distintos— de
España ha mejorado en los últimos años debido a la caída de los salarios
―que permite bajar los precios― gracias al “compromiso de los
empresarios con la destrucción de empleo”, según reza textualmente el
informe.
Sin embargo, ahora que el crecimiento español se ha recuperado y
el desempleo ha dejado de aumentar tan rápido, el crecimiento de la
productividad se ha reducido drásticamente. En consecuencia, el FMI
señala la conclusión obvia de que si el desempleo disminuye de manera
significativa, la competitividad empeorará otra vez.
España está
atrapada dentro de la zona euro y no puede devaluar su moneda, por lo
que el FMI únicamente contempla que los salarios ―medidos en costes
laborales unitarios― deberían caer un 15% más.
Las políticas de austeridad continuarán según lo dictado por el
rígido marco de la Unión Monetaria Europea (UME) y la Unión Europea
(UE). El crédito no va a crecer con fuerza, ya que los bancos españoles
tienen balances débiles y hay una deuda pendiente muy severa en la
economía. Por otra parte, las tendencias demográficas se han vuelto
negativas, debido a que los jóvenes están emigrando y la población está
envejeciendo.
La pertenencia a la UME es un condicionamiento contundente en las
economías como la española y otras economías periféricas. La crisis de
2010-12 se ha pacificado con la aceptación de la austeridad como receta
por parte de los países periféricos, lo que ha comportado gran
desempleo, caídas severas en los ingresos y el ataque a los sistemas del
bienestar.
Por otra parte, la declaración del señor Draghi en el BCE de
que va a “hacer lo que sea necesario” logró calmar temporalmente la
especulación contra la deuda de los países periféricos.
Sin embargo, la
crisis de la zona euro no se ha resuelto correctamente, sino que espera
latente el siguiente episodio. La causa fundamental de esta crisis fue
la congelación de los salarios en Alemania durante la década de 2000, lo
que dio a las empresas alemanas una tremenda ventaja competitiva.
Durante la presente década, los costes laborales alemanes han ido en
aumento, pero su evolución al alza sigue siendo bastante lenta y no es
suficiente para restablecer el equilibrio de la competitividad.
Diez
años después, Francia e Italia son ahora los países que se enfrentan a
una importante pérdida de competitividad con respecto a Alemania y
pueden convertirse fácilmente en el epicentro de una nueva crisis. Por
lo tanto, la crisis de la eurozona ha migrado al núcleo, una vez que la
periferia fue forzada a aceptar la austeridad y la recesión. (...)
Los resultados que la mordaza del euro está provocando en Francia
son susceptibles de ser catastróficos económica, social y políticamente,
como se empieza a percibir con las estadísticas que muestran los
primeros indicios de recesión económica, la caída de popularidad del
presidente Hollande y la grave crisis del Gobierno del primer ministro
Valls, que ha disuelto un gabinete rebelde que se oponía a las medidas
de austeridad que él intenta imponer.
La percepción negativa de la UE y
de la UME en Francia va en aumento, y, a falta de un proyecto
progresista sólido y decidido, la crispación es aprovechada por el
partido xenófobo y de extrema derecha Front National de Marine Le Pen,
que oponiéndose al euro y a la UE por razones equivocadas, con un
discurso demagogo, cargados de mentiras y odio, ya es tercera fuerza en
los sondeos y sigue subiendo.
¿Qué debe hacer España en este contexto? (...)
En el corto plazo tendría que desarrollar una estrategia para reducir
el desempleo, al mismo tiempo que impulsar la actividad económica en
interés de la ciudadanía. España necesita fortalecer su capacidad
productiva al tiempo que mejorar la productividad de manera sostenida a
lo largo de muchos años.
Las políticas que podrían alcanzar estos
resultados también tendrían que tener en cuenta el efecto sobre las
finanzas públicas, tratando de evitar los déficits insostenibles durante
largos períodos de tiempo.
Dos pasos son de suma importancia en este sentido.
El primero es
hacer frente a la insostenibilidad de la deuda y la mejor manera de
hacerlo es hacer una auditoría de la deuda pública con un proceso
participativo y transparente, como sostiene Plataforma por la Auditoría
Ciudadana de la Deuda.
El objetivo sería condonar la deuda ilegítima, a
la vez que se aplicaran controles de capitales para evitar las fugas de
capitales. Es muy probable que también fuera necesaria la
nacionalización de los bancos con problemas para evitar el colapso
financiero y para generar crédito que apoyara a la economía.
El segundo
paso sería prepararse para la inevitable confrontación con los
mecanismos conservadores de la UE. España debe también considerar
seriamente salir de la UME, lo que haría más fácil mejorar la
competitividad y fomentar el empleo. Salir del euro es ciertamente una
estrategia superior a la devaluación interna, especialmente al no haber
ningún plan realista en toda Europa para luchar contra el desempleo y la
desigualdad social. (...)" (Costas Lapavitsas , Sergi Cutillas, Público, 26/08/2014)
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