22.10.14

¿La relación España-Alemania es la misma o similar que la que había entre Cuba y España en el XIX?

" (...) ¿La Unión Europa es una nueva colonización? ¿Quiénes son o somos las colonias? ¿La relación España-Alemania es la misma o similar que la que había entre Cuba y España en el XIX? ¿No exageras? 
 
Ciertamente, la relación entre centro y periferia que se desarrolla en la Unión Europea no ha sido impuesta por los países ricos mediante una guerra de agresión. Si te refieres a eso con tu pregunta, acepto la matización y reconozco que el asunto es mucho más complejo. 

Ahora bien, es indiscutible que la unificación monetaria ha profundizado las asimetrías productivas que existían en Europa, situando a las economías pobres de los países mediterráneos en una relación de dependencia con respecto a las economías fuertes, especialmente la alemana. En este contexto, los países del centro acumulan excedentes comerciales en el mercado europeo y se benefician de una nueva división del trabajo que redunda en perjuicio de la periferia.

 En este sentido, se trata de una relación de naturaleza colonial que se ha desarrollado siguiendo el esquema típico del capitalismo. Una situación caracterizada por la hegemonía alemana y la subordinación de las economías periféricas a partir de una específica división del trabajo. Por decirlo gráficamente: el mercado único europeo se ha convertido en una reserva de caza en la que las economías fuertes aplastan implacablemente a las débiles. Es la ley de la selva.(...)

La segunda pregunta también millonaria: ¿hay que pagar o no hay que pagar la deuda? 

Rotundamente, no. El pago de la deuda es incompatible con cualquier proyecto democrático y progresista. Y no lo digo yo, sino economistas de plena solvencia como Ignacio Álvarez, Juan Laborda o Bibiana Medialdea. El montante de la deuda es impagable y el Estado se enfrenta a la necesidad de realizar una profunda reestructuración de la misma. Hay que decretar la suspensión de pagos y realizar una auditoría pública para asegurar una quita sustancial que evite el estrangulamiento de la economía. 

Especialmente, considero que deberían declararse ilegítimos los compromisos contraídos por el Estado en el rescate del sistema financiero, que han supuesto una obscena socialización de las pérdidas sufridas por la banca en sus aventuras especulativas. 

La tercera gran pregunta que son varias al mismo tiempo: ¿hay que salir del euro? ¿La izquierda debe agitar en ese sentido? ¿El escenario no sería peor aún si emprendiéramos esa aventura? ¿Solos? ¿En compañía de quiénes? [1] 

Llegados a este punto, la única salida progresista para nuestros pueblos consiste en recuperar el control de la soberanía y desengancharse del euro en el marco de un desplazamiento del poder económico y social hacia el Trabajo. En esto coincido con Costas Lapavitsas y Frédéric Lordon. 

La salida del euro es la única forma de escapar del holocausto social provocado por las políticas neoliberales. En primer lugar, se trata de devaluar la moneda para mejorar la balanza comercial y recuperar competitividad, aliviando la presión que el ajuste interno está imponiendo a las clases populares de nuestro país. Pero no sólo eso. Si la salida del euro no va acompañada de un profundo cambio político y social que incluya el impago de la deuda soberana, no habremos avanzado gran cosa. 

En el fondo se trata de desbordar los límites impuestos y atreverse a plantear una ruptura radical con los obstáculos que impiden el avance de un programa de transformación social. Como he dicho antes, la clave es situar al Estado en el puesto de mando de la economía y definir una estrategia económica que permita construir una sociedad más justa e igualitaria. 

Por supuesto, sería deseable que la salida del euro fuese un proceso consensuado y relativamente controlado, pero no tengo muchas esperanzas a este respecto. 

¿Por qué? 
 
Alemania no cederá. El euro le interesa mientras sirva para restaurar su centralidad geopolítica a costa de los países del sur de Europa. De otra forma tomaría las de Villadiego. Por tanto, todo hace pensar que el euro se encamina hacia una crisis terminal y sin retorno, probablemente traumática.

 Es urgente establecer relaciones de solidaridad con los pueblos del sur de Europa que permitan impulsar una alternativa general para romper con la Europa de Maastricht. Hay que plantear la necesidad de abolir el euro y regresar a las monedas nacionales como condición indispensable para construir fórmulas de cooperación económica entre los países de la cuenca mediterránea. Sea como fuere, no hay duda: es la hora de salir del euro y recuperar la soberanía.(...)"          (Entrevista a Héctor Illueca Ballester, Salvador López Arnal, El Viejo Topo, Rebelión, 20/10/2014)

No hay comentarios: