"La economía europea camina hacia una nueva recesión. La tercera en
cinco años. Un récord nunca igualado en la historia económica mundial.
Aunque quizá sería más acertado decir que, más que entrar en una tercera
recesión, en realidad no hemos salido de la segunda.
Los expertos en previsión económica hablan de una probabilidad del
60% de un estancamiento europeo prolongado, con tasas de crecimiento
alrededor del 1% acompañadas de deflación o precios cercanos a cero, un
20% de una recesión propiamente dicha y un 30% a favor de una cierta
recuperación en las economías más dañadas por la crisis.
Aunque en este
caso, más que de una recuperación, probablemente sería más apropiado
hablar, como dije en otra ocasión, del “rebote del gato muerto”.
Ante este panorama no precisamente alentador, no es sorprendente que
organismos tan poco proclives a la crítica política como son la OCDE, la
OIT o el FMI, después de haber juzgado inadecuada la política de
austeridad, ahora carguen las tintas contra la continuidad de las
políticas de recortes de salarios.
Provocan anorexia de consumo y
deprimen la economía. Críticas a las políticas a las que se ha sumado la
autorizada opinión del gobernador del BCE al señalar un problema de
demanda y deflación.
Hay algo intrigante para mí en el comportamiento de la política
económica europea. ¿Por qué sus responsables no ven que las políticas
llevadas a cabo desde mediados de 2010 abocan a la recesión recurrente,
al estancamiento y el desempleo masivo? ¿Qué es lo que les ciega? ¿Son
los intereses creados o las ideas equivocadas? (...)" (
Antón Costas , El País ,
12 OCT 2014)
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