5.11.14

Los 50 megabancos tienen en total un capital de 772.357 millones de dólares, mientras que sus activos tienen un valor 87,6 veces mayor (67,64 billones de dólares)... por eso se caen

"(...) En junio pasado se publicaron los últimos datos anuales que permiten comprobar la relación entre el capital y los activos de los 50 bancos más grandes del mundo. Aunque no es exactamente entre depósitos y créditos, la relación refleja perfectamente cómo ha crecido el negocio bancario y la razón de su permanente inestabilidad.

Esos 50 megabancos tienen en total un capital de 772.357 millones de dólares mientras que sus activos tienen un valor 87,6 veces mayor (67,64 billones de dólares). Pero hay casos verdaderamente impresionantes. El récord lo tiene el Wells Fargo Bank de Estados Unidos que tiene activos por un valor mayor 2.646,6 veces mayor que el de su capital. Le siguen Citibank, con una relación de 1.793,3 a uno y el ING que tiene 1.550,3 dólares en activos por cada dólar de capital.

 En el ranking se encuentran el Banco de Santander, en el puesto 15 y con una relación de 196,9 dólares en activos por cada dólar de capital, y el BBVA, en el puesto 35 y con una relación mucho más baja, de 20,5 a uno (la lista completa puede verse en el Bankers Almanac: http://bit.ly/1thDFig).

El sistema de reserva fraccionaria da lugar a estos monstruos financieros que descansan sobre la nada y que es materialmente imposible que se mantengan en pie sin caer en algún momento. La historia lo ha demostrado docenas de veces.

Pero aunque el sistema es peligrosísimo, la banca ha adquirido gracias a él un poder político inmenso, diabólico, que se extiende a todos los resquicios de la sociedad y que le permite obligar a que sean los ciudadanos los que carguen con los costes multimillonarios que genera cada vez que cae.

Vivimos, pues, en un sistema que permite que la utilización de un elemento esencial para crear riqueza, empleo y satisfacción humana como el dinero, que es a la economía como la sangre al cuerpo humano, dependa exclusivamente de la voluntad de un grupo social privilegiado. Y que, además, lo utiliza de la forma más despilfarradora y costosa, creando una deuda creciente que ahoga a la vida económica.  (...)

Se mire por donde se mire, no hay más alternativa que acabar con el sistema de reserva fraccionaria y considerar el crédito como un servicio público esencial obligando a que la banca, sea de propiedad privada o pública, lo gobierne inexcusablemente bajo ese principio.

 Eso no solo permitiría evitar el infierno que produce cada crisis que recurrentemente provoca el sistema bancario actual, sino utilizar el dinero que es un bien común para financiar convenientemente a empresas y consumidores y que los intereses (que podrían ser mínimos o utilizados solo como instrumento de estabilización) revirtieran al Estado aliviando una parte inmensa de la actual carga fiscal.(...)"         (Juan Torres López, Publicado en Público.es el 25 de octubre de 2014, en Ganas de escribir, 26/10/2014)

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