19.12.14

Obligan a los pacientes a llevarse de casa las tiritas (no es un chiste: el otro día mi madre se fue a hacer un análisis de sangre y tuvo que llevarse la gasa para el pinchazo)

"(...) El Partido Popular ha disimulado los recortes brutales con unos decorados bonitos que dan el pego. Hospitales privados sin medios pero con bonitos muebles son los receptores del dinero público y no sirven para curar, mientras que los hospitales aun totalmente públicos se caen a pedazos y obligan a los pacientes a llevarse de casa las tiritas (no es un chiste: el otro día mi madre se fue a hacer un análisis de sangre y tuvo que llevarse la gasa para el pinchazo). 

Es cierto, los profesionales son muy buenos y hacen lo que pueden, pero pueden poco, cada vez menos. Contratados por meses, con sueldos muy bajos en algunos casos, sobrepasados por el número de pacientes y por el escaso tiempo que pueden dedicar a cada uno de ellos, ya no pueden conocer a los enfermos ni hacer un seguimiento de su historia.

Ahora estos médicos y médicas son personas que sólo pueden dedicar 5 minutos (o 3 en algunos casos) a cada paciente y que tienen que hacerlo, además, sin un auxiliar que les ayude con las recetas o los ordenadores, lo que reduce aún más el tiempo. Se limitan a mirar el ordenador, a escuchar lo que cuentan los enfermos y a recetar o a mandar una prueba. En la mayoría de los casos ni siquiera pueden auscultar.

Muchas de las consultas tienen las camillas rotas y otras ya no tienen ni camillas donde tumbarse para una exploración. Además, tienen que tener cuidado con las pruebas diagnósticas que prescriben porque los gerentes de los hospitales les amenazan si mandan pruebas caras. 

Y en todo caso, las pruebas que solicitan pueden dar un poco lo mismo porque pueden pasar meses hasta que llegues a una, luego a otra y vuelvas al médico, aunque para entonces las pruebas que se hicieron al principio ya no sirvan porque la enfermedad puede estar ya en otro estadio o ser otra distinta.

 Las operaciones pueden retrasarse más de un año o de dos y se espera que vivas y trabajes con un ojo con cataratas o con un menisco roto que no te deja andar, como es mi propio caso.

 Y no olvidemos ni por un momento que se ha dejado a 800.000 personas sin sanidad y que hay muchos enfermos a los que incluso en casos de vida o muerte se les está obligando a pasar por un calvario de angustia, como ocurre con los enfermos de hepatitis c.

Los hospitales están sucios, tienen goteras, las sábanas están rotas. No hay medicinas, no hay gasas, no hay nada. No hay médicos que conozcan tu evolución, no hay pruebas en un tiempo razonable. La sanidad se ha convertido en una sanidad de guerra, que sirve para lo básico, que te receta analgésicos y que aún es útil en casos muy urgentes. Pero no es una buena sanidad, es mala.

 Es evidente que se está preparando el terreno para hacer una sanidad de dos velocidades, para gente con buenos trabajos y para pobres. Llegará un momento, si no lo evitamos, que los carísimos e ineficientes hospitales privados que se están pagando con el dinero que debería destinarse a los hospitales públicos, harán la sanidad insostenible y entonces nos dirán que no hay dinero para pagarla y que se ven obligados a cobrarnos por lo que ya hemos pagado con creces. 

Y quien no pueda pagar, simplemente no tendrá asistencia porque poco a poco vemos cada vez más casos de estos y nos estamos acostumbrando.  (...)"         (Beatriz Gimeno, Economía Crítica y crítica de la Economía, 16/12/2014)

No hay comentarios: