"(...) los Bancos Centrales, mediante el suministro de ese nuevo somnífero denominado expansión cuantitativa,
han presionado fuertemente a la baja a los rendimientos de los bonos
soberanos de referencia, llevándolos a mínimos extraordinarios. Las
primas por plazo han entrado incluso en territorio negativo.
Sin
embargo, en estas dinámicas hay algo muy preocupante según Boro, “cuando lo impensable se convierte en rutina”.
Con estas palabras el BIS simplemente reflexiona en voz alta sobre algo sobre los que desde estas líneas venimos avisando. En la política monetaria expansiva diseñada por los Bancos Centrales está el origen de muchos de nuestros problemas.
Solo genera inflación de activos, burbujas, riqueza temporal a una élite, hasta que acaba estallando. Ya van tres grandes burbujas desde 1998, la tecnológica, la inmobiliaria, y la actual, mezcla entre energética y de deuda soberana, la madre de todas las burbujas. (...)
Si el ciclo de aversión al riesgo se consolidara en los siguientes meses, los inversores continuarían cerrando sus posiciones cortas en dólares, en torno a la cual se endeudaban para tomar riesgo en los mercados. Como consecuencia, el dólar continuaría apreciándose temporalmente,
lo cual elevaría la carga de deuda de países emergentes.
Pero el
proceso iría más allá. Después de la crisis, en plena propensión al
riesgo, los bancos internacionales han seguido aumentando sus préstamos a
las economías de mercados emergentes, especialmente a China, que
ascendieron a 3,1 billones dólares a mediados de 2014, principalmente en
dólares estadounidenses.
Y el total de títulos de deuda internacionales
emitidos por las economías emergentes se situó en 2,6 billones de
dólares, de los cuales tres cuartas partes eran en dólares. Se añade al
apalancamiento del sector energético. La bomba de relojería está
servida.
En esta dinámica no habría ninguna posibilidad de diversificación de riesgos. Las bolsas occidentales están carísimas, vean los análisis de GMO,
también lo estarían las emergentes, no hay posibilidad de
diversificación según estilos bursátiles (“value/growth”;
“small/large”).
Algo parecido ocurre con los bonos corporativos y
soberanos. Si al final todo acaba estallando, la economía global
entraría en recesión, La Segunda Fase de la Gran Recesión, y las materias primas continuarían colapsando. Entonces más de un banco sistémico global podría quebrar. Otra vez habría problemas de liquidez y solvencia. Y todo ello por obra y gracia de los Bancos Centrales.
Después de todo el dinero gastado en rescatar a quienes generaron la
actual crisis sistémica, tras empobrecer masivamente a la población,
resulta que finalmente volveríamos de nuevo al punto de partida, verano de 2008.
¿Quién asumirá entonces el coste correspondiente? ¿Quién tendrá el
coraje de una vez por todas de acabar con el poder mafioso del dinero
organizado? Estaremos atentos." (Juan Laborda, Vox Populi, 20/12/2014)
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