"(...) En mi opinión, los suizos acaban de cometer un gran error. Pero,
seamos francos —¿francos?—, el destino de Suiza no es el verdadero
problema. Lo que de verdad importa es la demostración de lo difícil que
resulta luchar contra las fuerzas deflacionistas que ahora afectan a
gran parte del mundo (no solo a Europa y a Japón, sino muy posiblemente
también a China).
Y aunque la trayectoria de Estados Unidos ha sido
bastante buena durante los últimos trimestres, sería estúpido dar por
sentado que el país es inmune.
Lo que esto nos está diciendo es que es muy, muy importante no
acercarse demasiado al borde de la deflación; uno podría caerse dentro, y
luego es extremadamente difícil salir. Esta es una de las razones por
las que recortar drásticamente el gasto público cuando la economía está
deprimida es tan mala idea: no solo por el coste inmediato que tiene en
forma de pérdida de puestos de trabajo, sino también porque aumenta el
riesgo de verse atrapado en una trampa deflacionista.
Es también uno de los motivos por los que hay que ser tan cauto al
subir los tipos de interés cuando la inflación está baja, aunque uno no
crea que la deflación sea algo inminente.
Ahora mismo, la gente seria
—esa misma gente seria que, erróneamente, decidió que 2010 era el año en
que debíamos olvidarnos del empleo para preocuparnos por el déficit—
parece estar llegando al consenso de que la Reserva Federal debería
empezar a subir los tipos muy pronto.
¿Pero por qué? No hay ningún
indicio de aceleramiento de la inflación en los datos actuales, y los
indicadores de la inflación prevista por el mercado están cayendo en
picado, lo que indica que los inversores consideran que hay riesgo de
deflación, aunque la Reserva no lo vea.
Y yo coincido con el mercado en su preocupación. Si la recuperación
de Estados Unidos pierde fuerza, ya sea porque se contagie de los
problemas del exterior o porque nuestras variables fundamentales no son
tan sólidas como creemos, es muy fácil que la restricción monetaria
acabe siendo un acto de absoluta locura. (...)" (
Paul Krugman , El País,
17 ENE 2015)
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