"Un coche de la policía municipal aparca frente a un colegio público y
se queda haciendo guardia. Llueve. Del edificio sale un cámara, que se
coloca tras el vehículo policial y empieza a grabar. El coche da marcha
atrás para evitar salir en las imágenes. El cámara también se mueve
hacia atrás para meterlo de nuevo en el enfoque. El coche arranca y se
va.
El colegio está vacío y abandonado. Era el antiguo IES Magerit de
Vallecas situado en la atalaya del parque Payaso Fofó y clausurado en
2011. Magerit era el nombre con que los cristianos conocían el Madrid
musulmán, Mayrit, durante el gobierno del Califato.
La Atalaya es el
nuevo nombre del edificio. Desde que la Comunidad de Madrid lo cerró
hace tres años, el IES Magerit ha sido saqueado (puertas, ventanas,
hierros, suelo, cables) y muchas de las aulas reducidas a escombros; ha
habido incendios y ha sido lugar de peregrinación de yonquis.
En
noviembre de 2014 una veintena de chicos entraron a recoger, limpiar y
hacer obra para convertirlo en un lugar en el que organizar charlas,
ofrecer libros, practicar deporte y dar clases de apoyo a estudiantes.
Desde ese momento, todos los días un coche de policía hace guardia.
“No sólo existes tú, sino que existen millones y millones de jóvenes
como tú. Y que tienen los mismos problemas y pocas soluciones. Una soga
que te va atando poco a poco y que te va asfixiando hasta que… Pero
dicen que si tienes cabeza y eres fuerte sigues para adelante con todo
lo que te echen. Todo depende del lugar en el que nazcas”.
Habla Carmen,
de 18 años. Nació en Vallecas y forma parte del grupo que ha levantado
La Atalaya. Su voz en off recorre imágenes del Madrid nocturno, la misma
ciudad que se ve con vistas privilegiadas desde un rincón abandonado
por el Estado, el antiguo IES Magerit.
Sobre la vida de Carmen y sobre la de Jimena, una chica de 16 años de
familia acomodada, el realizador Gabriel Pecot —el cámara que salió a
grabar al coche aparcado en el instituto— y Celia Hernández han
construido un documental, Carmen y Jimena. Es un trabajo de la Fundación
PorCausa, que se dedica a hacer periodismo e investigación contra la
pobreza. Hoy a las 19 horas la cineteca Matadero estrena el documental.
Las historias paralelas de Carmen y Jimena reflejan la realidad de
dos barrios de cualquier ciudad española, en su caso Moncloa-Aravaca
(115.713 habitantes) y Vallecas (228.739). El paro de Vallecas (24.421
personas) supone el 10% del paro registrado en Madrid en enero de 2015,
mientras que en Moncloa-Aravaca (5.640 parados) supone un 2,4%. (...)
La Atalaya es un símbolo de lo que ocurre cuando el individuo percibe
que el Estado le da la espalda. Hay una frase de Carmen que está en el
origen del conflicto político histórico: depender del lugar en que se
nace. Una idea que comparte, con otro acento, otro tono, y en un entorno
más confortable, Jimena, la otra protagonista del documental.
“Está
claro que crecer en barrio más acomodado te permite disfrutar de más
oportunidades”. España es uno de los países de la OCDE en que más ha
crecido la desigualdad desde el inicio de la crisis. Entre 2007 y 2011
fue el que más: ocho puntos porcentuales del índice de Gini.
En Vallecas lo han decidido resolver con una laboriosidad inaudita.
El estado del antiguo IES Magerit era absurdo: una gigantesca mole con
espacios al aire libre y pistas deportivas completamente abandonada. Los
jóvenes han echado mano de cualquier ayuda para limpiarlo, recoger los
escombros y establecer su propio Estado (un Estado por lo demás que no
reconoce, en su proyección ideológica, a España sino a Castilla).
En La Atalaya gente como Carmen tiene un respiro. Los chicos que no
pueden pagar la inscripción de las ligas de fútbol y baloncesto tienen
aquí dos competiciones paralelas. Hay clases de apoyo para alumnos con
problemas que no pueden costearse clases particulares. Hay talleres de
boxeo (se ha improvisado hasta un ring), de disciplinas orientales, de
horticultura (ya han plantado en una parcela), una cafetería y una
biblioteca política en la que, pese a la filiación izquierdista del
colectivo (hace dos semanas invitaron a tocar a Banda Bassotti), hay de
todo: una aula llena de libros que van de Marx y Gramsci hasta la
biografía del rey Juan Carlos I de José Luis de Vilallonga.
“Nuestra
idea es hacer cursos en los que se explique todo: desde el marxismo
hasta el capitalismo, los fascismos o el comunismo”, dice Daniel
Palomeque, un vecino de Vallecas, electricista, de 21 años. (...)
La Atalaya se sostiene gracias a decenas de donaciones de los vecinos,
que agradecen que el inmenso edificio de cuatro plantas esté bajo
control. El trabajo lo hacen en sus horas libres. El espectáculo es
curioso. Dice Palomeque que la presidenta del Instituto de Vivienda de
Madrid (Ivima), los citó para explicarles que les iba a desalojar de
allí y que quería ver, por otro lado, la interesante labor que estaban
haciendo. Al poco de empezar la policía ya acudió allí para echarlos.
Desde entonces reciben la visita diaria de un coche de los agentes
municipales. (...)
—Pero lo que estamos haciendo está bien. Hemos recuperado lazos
comunitarios, estamos haciendo cosas de las que estar orgullosos. Es
importante que la juventud de Vallecas sepa que aquí tiene un refugio,
un lugar del pueblo en el que sentirse parte de algo. En tres años lo
único que ha hecho el Estado por este edificio ha sido venir a echar a
los que pretenden cuidarlo y darle uso social, entregárselo a la gente. (...)
Carmen no sabe qué va a pasar con su futuro. El documental explica
varias cosas: una de ellas es que con menos recursos hay menos margen
para la predicción. En una familia acomodada se puede calcular con más o
menos precisión dónde se estará dentro de unos años. Cuando sus
miembros están en paro, no se sabe qué ocurrirá al mes siguiente. (...)
“Ni somos ninis, ni no trabajamos, ni no hacemos nada ni estamos comiendo pipas en un parque”, dice Carmen." (
Manuel Jabois , El País,
26 ABR 2015)
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