20.4.15

En los casi cuatro años que dura la era Rajoy no ha habido sino ineptitud... y lo de Rato es la guinda

"(...) En 2012 Rato ya se había caído con todo su paquete. Pero Rajoy no se atrevió a tocarle un pelo, aunque eso iba en contra de los intereses del partido. Seguramente porque tenía miedo a cómo éste podía reaccionar. Al igual que antes le había pasado con Bárcenas.

 Y decidió esperar. Y una vez más se equivocó.  (...)

Rajoy creía tenerlo todo bien controlado. La judicatura, tras años de sibilinas maniobras para colocar a personas obedientes al poder en sus instancias decisorias. También la fiscalía. Y la Agencia Tributaria. Y la policía. Los ministros responsables de las mismas habían hecho la limpieza oportuna para que así fuera. Y Rajoy debió de creerse que no había que preocuparse por eso.

 Pero se equivocaba otra vez. Seguía habiendo jueces que se escapaban a su control, aunque corrían el riesgo de terminar como Baltasar Garzón o Elpidio Silva. La dimisión, hace unos meses, de Eduardo Torres Dulce como fiscal general del Estado debió de provocar algo más que incomodidad a algunos de los adscritos a tal organismo. Y quién sabe si Torres Dulce se marchó porque no quería acabar hundiéndose junto con el Gobierno. 

Eso por no hablar que un día sí y otro no, policías e inspectores judiciales díscolos denuncian toda suerte de irregularidades en los medios de comunicación que aceptan escucharles. Y cabe suponer que algunos de sus colegas, o muchos, están de acuerdo con ellos.

Como remate, Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría habían hecho todo lo necesario para controlar a la prensa y a la televisión. Y creyeron que lo habían logrado. Y en buena medida así era. Pero despreciaron a los medios emergentes. Que a pesar de sus limitados medios no han dejado de sacar trapos sucios, demostrando que el periodismo de investigación no ha muerto, que solo necesita de periodistas que quieran practicarlo.

Unas y otras cosas, conjugándose de manera errática pero efectiva, han dinamitado las seguridades que se supone que tenía Rajoy. Y hoy éste y sus ministros son presa de acontecimientos que les superan, y se les ve con cara de no entender nada de lo que está pasando. Su último intento es tratar de que todas las culpas recaigan en Rato y sólo en él. Y retrasar, por lo menos hasta que pasen las municipales y autonómicas, la publicación de los 705 “blanqueadores excelentes”.  (...)

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