"(...) No hace falta ser economista ni leer con cuidado los datos para saber
que no están en la misma situación las familias del extremo inferior que
las del extremo superior. De hecho, aunque el ahorro se reduzca para
ambas, no lo hacen por la misma razón.
Los hogares más acaudalados han
interiorizado los mensajes de optimismo y de recuperación económica
difundidos por doquier y ya no ven tan necesario mantener ahorros de
precaución por lo que pueda suceder en el futuro, de forma que se
permiten el lujo de incrementar su consumo y reducir su tasa de ahorro.
En cambio, los hogares de menor renta están reduciendo ahorro como única
forma de salir adelante en un contexto en el que sus ingresos continúan
siendo nulos o escasos. Por otro lado, muchas de aquellas familias que
pudieron ahorrar en cantidades notables durante el periodo de boom
económico están haciendo uso de esos recursos en favor de los hijos y
familiares que no encuentran empleo o lo hacen con remuneraciones muy
reducidas.
Este objetivo suele conllevar inversiones importantes en
formación académica y profesional (licenciaturas, grados, posgrados,
prácticas, títulos de idiomas, etc) o directamente apoyo económico para
la emigración en busca de un puesto de trabajo en el extranjero. (...)
Lo que está ocurriendo hoy día en España es un incremento en la brecha
que separa a los más acaudalados de los menos. A los primeros una
disminución del ahorro no les supone apenas ningún problema puesto que
siguen manteniendo suficiente dinero para afrontar posibles
acontecimientos futuros adversos (y además ello puede ser bastante
positivo para la economía). En cambio, a los segundos una disminución
del ahorro les supone un duro golpe a su situación financiera que
difícilmente podría celebrarse como una buena noticia independientemente
del impacto a corto plazo que tuviera en la dinámica económica." ( Eduardo Garzón
, Saque de esquina, 14 April, 2015)
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