"(...) no hay plena conciencia en Europa del
resurgimiento en EEUU de aquellas voces que en su momento quedaron
desplazadas del establishment político estadounidense, como consecuencia
del colapso de la Unión Soviética y de la desaparición de su enemigo.
Estas voces están ahora intentando recuperar al enemigo, presentando a
Rusia como el nuevo enemigo, que es, ni más ni menos –según tales voces–
que el mismo, pero reciclado.
El objetivo de estas posturas es
continuar la Guerra Fría, tomando las tensiones en Ucrania como punto de
recuperación de aquel conflicto.
Para ello es necesario presentar a Rusia
y a su actual gobierno, liderado por el Sr. Putin, como los únicos
responsables de las tensiones que están ocurriendo en Ucrania. (...)
Como parte de esta campaña han ocurrido
varios hechos que, directa o indirectamente, han sido generados y/o
influenciados por las fuerzas favorables a la reavivación de la Guerra
Fría dentro del gobierno de EEUU, incluyendo el golpe de Estado en
Ucrania que terminó con un gobierno democráticamente elegido, y
sustituido por un gobierno en el que, en lugar prominente, figuraban
representantes de partidos de ultraderecha (de ideología nazi) que
habían colaborado con los nazis alemanes en su lucha contra la Unión
Soviética (lo que le costó a esta última 22 millones de muertos).
Añádase a esto que el nuevo gobierno diluyó el protagonismo que el
idioma ruso había tenido en Ucrania (reflejo de que gran parte de la
población de este país se consideraba culturalmente rusa).
Como era lógico y predecible, estos
actos tuvieron como consecuencia la respuesta rusa, desde la invasión de
Crimea hasta el apoyo, en principio bastante limitado y más tarde más
extenso, a los rebeldes prorrusos que deseaban más autonomía como
defensa frente al nuevo gobierno de clara orientación antirrusa.
Es
importante subrayar que algunos de los arquitectos de la Primera Guerra
Fría, tales como Henry Kissinger, alertaron que todas estas medidas,
iniciadas por la facción más derechista del Departamento de Estado del
gobierno federal de EEUU (que controlaba la sección europea del
Departamento), generarían este tipo de respuestas por parte del gobierno
Putin, respuestas que se acentuarían incluso todavía más, como
consecuencia de la posible integración de Ucrania en la OTAN.
Estos
protagonistas de la Primera Guerra Fría han criticado y denunciado a los
proponentes de la Segunda Guerra Fría y a sus políticas de provocación
al gobierno Putin. (...)
Una de estas voces es William R. Polk,
que, en su día, fue asesor del presidente Kennedy y una pieza clave de
su equipo cuando lideró la respuesta al establecimiento de misiles en
terreno cubano durante el gobierno Kruschev en la URSS. William R. Polk
fue uno de los miembros del equipo que asesoró al Presidente durante la
crisis de los misiles, que puso al mundo al borde de un conflicto
nuclear.
En un artículo publicado en CounterPunch el Sr. Polk critica el
comportamiento del gobierno estadounidense actual al querer integrar
Ucrania en la OTAN, un acto semejante –según él- al del Sr. Kruschev
cuando intentó poner las bases nucleares en Cuba. Era un acto de
provocación del gobierno soviético al gobierno de EEUU, que podía haber
llevado a una guerra nuclear.
De ahí que el Sr. Polk propusiera al
Presidente Kennedy que ofreciera como pieza de intercambio la retirada
de los misiles estadounidenses en Turquía, cosa que hizo el Presidente, y
que el Presidente Kruschev aceptó. Y ello contribuyó a terminar la
crisis de los misiles.
El Sr. Polk considera que querer integrar a
Ucrania en la OTAN es igualmente provocador, y que predeciblemente está
creando unas enormes tensiones, iniciadas ahora, según él, por el
gobierno federal de EEUU.
Y así lo han considerado muchos otros
artífices de la política exterior de EEUU que, por cierto, están también
en contra de las sanciones económicas del mundo occidental contra
Rusia, las cuales están alienando al pueblo ruso, facilitando y
estimulando un distanciamiento de Rusia respecto de Europa, y, es más,
un acercamiento a China, que va en contra de los intereses europeos y
estadounidenses. ¿Cuál es, pues, la lógica de esta agresividad?
Por sencilla que parezca, la motivación
del grupo de ultraderecha estadounidense, heredada del gobierno
republicano anterior –que sigue controlando la sección europea del
Departamento de Estado-, es, además de recuperar su propia influencia,
mantener la imagen del “enemigo”, esencial para mantener el complejo
militar-industrial, que todavía tiene un enorme poder en EEUU.
Es de una
enorme torpeza de los establishments europeos hacerle el juego a la
ultraderecha de EEUU, pues el conflicto está tomando lugar en territorio
europeo, con el peligro de que se transforme en un conflicto nuclear.
Nunca debería olvidarse que los mayores conflictos de tipo militar (I y
II Guerras Mundiales) se iniciaron por eventos que se consideraron
menores, pero estos escalaron rápidamente. Y esto podría ocurrir ahora.
Esperemos que los gobiernos europeos hayan aprendido la lección. Pero no
estoy seguro. Estos gobiernos están dando muchas señales de que no han
aprendido de la historia de este continente."
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 3 de abril de 2015, en vnavarro.org, 03/04/2015)
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